"El efecto que tiene en la vida de la gente es una cosa que no tiene nombre", dijo Luis Roblero a Cooperativa.
El mercado no está cumpliendo la premisa de convertir al trabajo en una herramienta para superar la pobreza, opinó.
En diálogo con Cooperativa, el sacerdote jesuita Luis Roblero, rector de Infocap, consideró "inmoral" que en Chile exista un salario mínimo de 182 mil pesos.
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| En Chile más de la mitad de los trabajadores gana menos de 300 mil pesos y más de la mitad de los pobres tiene un trabajo formal, expuso Roblero. |
En el contexto del planteamiento hecho desde la CUT en pos de un aumento de sueldo mínimo hasta 250 mil pesos, el religioso subrayó la importancia de considerar en la discusión "los efectos que tiene la distribución salarial en el país y sobre la gente, sobre los trabajadores".
"Uno se puede imaginar muy fácilmente cuál es la gente que vive con 182 mil pesos, qué tipo de vida se produce con esa cantidad de plata: la calidad de vida, las relaciones familiares, la relación con los niños, las posibilidades, el tiempo libre, tiempo de ocio, la cultura, etcétera; está todo condicionado a cuánto uno finalmente recoge por el trabajo realizado", dijo Roblero.
El cura dijo que en Infocap se "recibe a gente que tiene ingresos de 180, 200 mil pesos, y al conversar con ellos uno logra comprender el efecto que tiene el salario en la vida de la gente es una cosa que no tiene nombre. Yo creo que es una inmoralidad tener un salario en 182 mil pesos", dijo a Una Nueva Mañana.
Se supone que "el trabajo debería ser la herramienta por excelencia para salir de la pobreza, pero más del 50 por ciento de la gente pobre trabaja con contrato formal", y más de la mitad de los trabajadores chilenos tiene salarios inferiores a los 300 mil pesos". En este sentido, la reducción de la pobreza "es algo que el mercado debería hacer, pero no lo está haciendo".
Responsabilidad políticaLuis Roblero consideró que el bajo nivel del sueldo mínimo en Chile da cuenta de que "el mundo político está hace tiempo con una miopía muy fuerte".
"Hoy día vemos que el país se desborda por muchos lugares -en las regiones, el tema mapuche, la educación, los barrios segregados-; hay muchas revueltas que si se suman dan (como resultado) una revuelta social no menor, un descontento muy grande, y yo creo que eso tiene mucho que ver con que la política ha perdido la sintonía fina con la ciudadanía, y eso es muy grave", concluyó.
