La directora Roser Corella presentó en la XIV edición de DocumentaMadrid la película "Grab and run" ("Atrápala y corre"), donde denuncia los secuestros de mujeres para obligarlas a casarse, una práctica habitual en Kirguistán.
Lo que antiguamente era una tradición con connotaciones románticas denominada "Ala-kachuu" (frase que dio nombre al film), hoy es una especie de "teatrillo" que los amantes montaban para escapar de matrimonios indeseados concertados por los padres, en las últimas décadas se convirtió en un acto violento donde la opinión de la mujer no cuenta, según explicó a Efe la directora.
La práctica se realiza sobre todo en las zonas rurales, donde a menudo las víctimas son jóvenes que trasladaron a la ciudad para estudiar, en busca de la emancipación.
Corella explica que las jóvenes son perseguidas para devolverlas a su pueblo de origen "a ordeñar vacas", según refleja el documental rodado en la región de Issyk Kul.
"Durante la época soviética se impulsó un cambio en el rol de la mujer en la sociedad, las mujeres comenzaron a estudiar y a integrarse en la vida laboral, algo que muchos hombres, principalmente del entorno rural, veían con preocupación porque les resultaba más difícil acceder a ellas", señaló Corella.
Con la independencia, a partir de 1991, se produjo un gran conflicto de identidad, que según la directora aún persiste, y la búsqueda de la reinvención pasa a menudo por la recuperación de antiguas tradiciones, aunque sean distorsionadas.
La cuestión es ¿hasta qué punto pueden ellas y su entorno rebelarse ante estos abusos? La respuesta es compleja: "Aunque la ley kirguiza estipula que estos secuestros son delito, la ley no se aplica, las familias no denuncian, el 90 por ciento de las mujeres aceptan lo que consideran su destino", aseguró la directora.
Tradición, mitos y supersticiones
La película muestra el caso de una joven que se armó de valor y acudió a la comisaría a denunciar, animada por una campaña de televisión que recordaba las leyes que la protegían. La policía la disuadió y la llevó de vuelta a casa.
Detrás de esa resignación también asoman la tradición, los mitos, las supersticiones y el machismo impregnándolo todo.
"Tienen supersticiones muy fuertes, a veces es la abuela la que se pone tumbada en medio de la puerta y es un obstáculo insalvable, saltar por encima de la abuela es la mayor ofensa que puedes hacer", afirmó.
El simple hecho de haber pisado la casa de un hombre implica que la mujer ya no es pura: "Me casé con él para no avergonzar a mi familia", explicó en cámara una doctora, que se considera feliz en su matrimonio, aunque no desea lo mismo para sus hijas.
Su marido añade un matiz: "Si el secuestrador es de buena familia, no hay elección".
A veces son las propias mujeres jóvenes las que defienden el secuestro: "Algunos hombres no se casarían nunca de otro modo", asegura más de una. "A veces es necesario", dice otra.
En algunos casos se impone la violencia sexual: "Intenté escapar una vez, pero dejé de ser virgen y tuve que quedarme; desde entonces vivo en medio de la violencia y crueldad", confesó una víctima entre lágrimas.
XIV Edición de DocumentaMadrid
La película de Corella, que acaba de empezar su recorrido por festivales, compite en DocumentaMadrid en la sección nacional de largometrajes.
La XIV edición del festival internacional DocumentaMadrid arrancó el pasado 4 de mayo y se prolongará hasta el día 14.
En la instancia, un total de 11 largos y 9 cortos compiten en el apartado internacional, y 9 largos y 12 cortos en el nacional.