Cuenta la historia en primera persona de Gonzalo Boye.
Pasó de cumplir condena por colaborar con ETA a llevar la acusación popular en los juicios del 11-M o la defensa de Edward Snowden.
Mucho se ha hablado este último tiempo del abogado chileno Gonzalo Boye.
Y es que muchas noticias ha protagonizado en los últimos años: su actividad de abogacía, llevando casos emblemáticos como los juicios de los Atentados de Atocha el 11 de marzo de 2004 o la defensa de Edward Snowden. Pero también ha dado que hablar su actividad como editor de la revista satírica Mongolia.
Cansado de que fueran otros quienes hablaran de su persona por todas las acciones anteriormente citadas, Gonzalo Boye decidió aceptar la propuesta del director Sebastián Arabia de protagonizar un documental que lo retrata. O como dice el cineasta "el retrato de un hombre sentenciado a estar siempre en la primera línea de fuego".
La película, que se estrenó este viernes en los cines españoles, se estructura en torno a una amplia entrevista en la que el abogado chileno sigue defendiendo su inocencia en el secuestro de Emiliano Revilla, por el que fue condenado en 1996 a 14 años de cárcel.
¿Atrapado? Por su pasado
"No tuve una buena defensa", sentenció Boye, quien estando en la cárcel empezó a estudiar la carrera de Derecho por la Universidad Nacional de Educación a Distancia, UNED, para intentar encontrar las respuestas que buscaba.
"Se partió de la base de que se iba a respetar mi inocencia, cuando no fue así; desde un principio estuvo claro que se iba a dictar sentencia contra mí, sí o sí", asegura el abogado, que fue condenado junto a otros dos ex miembros del Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR), René Valenzuela, Alexis Corvalán.
El cuarto acusado, Ramiro Silva, logró escapar a Chile y falleció poco después de que Boye saliera de la cárcel, sin que pudiera llegar a hacerle las preguntas que necesitaba.
La sentencia contra Boye se basaba principalmente en el testimonio en su contra de Silva, que nunca se pudo contrastar, ni en el juicio ni con posterioridad.
"Me he quedado con una parte inconclusa", dice el abogado señalando que había "pruebas documentales que no se hicieron valer" que probaban que él encontraba en Chile cuando sucedieron los hechos de los que se le acusó: apoyar en labores de vigilancia y traslado de armas y activistas.
Boye atribuye esta acusación a la lucha antiterrorista de aquellos años en España, en la que imperaba el "todo vale".
El abogado chileno, que ha colaborado en los blogs de Opinión de Cooperativa, sigue siendo muy crítico con el papel que desempeña hoy la Audiencia Nacional, que, en su opinión, debería desaparecer y sustituirse por juzgados especializados en cada jurisdicción.
El director de la película Sebastian Arabia, ha señalado en todo momento que el objetivo del documental no pasa por demostrar la inocencia de Gonzalo Boye, sino por presentar la vida y las principales actividades de su trayectoria profesional, donde ha abordado procedimientos trascendentales como los juicios del 11M, el caso Bárcenas, su defensa del ex asesor de NSA Edward Snowden o la querella que lidera contra la administración de George W. Bush por la existencia de la cárcel de Guantánamo, entre otros.
