Desde que se conocieron los nominados para la categoría Mejor Actor en los Oscar, la pista se veía complicada para Leonardo DiCaprio, quien postulaba por "El lobo de Wall Street" y se enfrentaba principalmente a Chiwetel Ejiofor por "12 años de esclavitud" y a Matthew McConaughey por "Dallas buyers club" -quien, claro, resultó ganador como en la mayoría de las premiaciones previas-.
Las incógnitas frente a esta especie de "maldición" que afecta a DiCaprio cuando se trata de un premio de la Academia -ha sido nominado en la categoría tres ocasiones- detonaron miles de teorías para explicar su constante derrota. Una de ellas es la que expuso un artículo en el sitio de la revista Vanity Fair, que explica que el protagonista del último filme de Martin Scorsese no ganó simplemente porque es "cool".
Razón que argumentan no sólo ha afectado a DiCaprio sino que a un largo historia de íconos de la cinematografía mundial: Cary Grant, Richard Burton, Robert Mitchum, James Dean, Steve McQueen, Samuel L. Jackson, Gary Oldman y Tom Cruise.
La tesis de Vanity Fair apunta a que el cine en tanto medio masivo es un vehículo para transmitir al público la actitud, a ratos inalcanzable, de "ser cool" y que también es vista con admiración desde una posición lejana.
Así, Paul Newman y Humphrey Bogart ganaron sus respectivos Oscars cuando su carrera estaba bastante avanzada y la vida ya les había quitado algo de la genialidad que los caracterizaba de jóvenes. Algo similar pasó con Marlon Brando y Jack Nicholson, quienes se apropiaron de la estatuilla dorada cuando entraban en las cinco décadas.
¿Qué es ser "cool"?
Para entender el concepto "cool", el sitio apela a la figura de Brad Pitt, quien nunca ha ganado un Oscar por actuar (aunque sí lo hizo ahora por su rol de productor en "12 años de esclavitud") y a lo largo de dos décadas de carrera sólo ha alcanzado dos nominaciones ("El curioso caso de Benjamin Button" y "Moneyball").
Y es el director de "Killing them softly", Andrew Dominik, quien propone una definición para la actitud: "Cuando ves a Brad, sabes que algo sucede por debajo, pero no sabes realmente qué es. Esa es la razón por la que es una estrella de cine. Tiene el misterio entre sus cualidades. De alguna manera no te invita a compartir su posición".
El actor "cool" provoca admiración, envidia y deseo, más que empatía, justamente porque es ilegible. Los personajes que interpretan dejan con la interrogante sobre cómo sería ser ellos, incluso sin imaginarlo. La idea es que dejan una incógnita.
Algo que se contrapone a lo que hace Tom Hanks, quien por lo general juega a invitar al espectador a ponerse en su situación y comunica exactamente lo que su personaje está sintiendo. Fórmula que le ha servido para obtener varios Oscar, contemplando que ha sido candidato en cinco ocasiones, de ellas ganó dos y se ha transformado en uno de los nueve actores que ha logrado tal hazaña.
Poco valorados
Es con este paralelo entre Pitt y Hanks, que la teoría funciona en el sentido de que mientras más cerca del primero se encuentre el perfil del actor nominado, menos posibilidades tiene de quedarse con la estatuilla dorada.
Junto con ello, el planteamiento también justifica el hecho de que la Academia tienda a favorecer a los actores que han interpretado a personajes discapacitados, con enfermedades mentales, homosexuales o feos.
"Lo que realmente está siendo premiado son los roles en que los actores se han puesto a prueba para compartir una posición que ha sido poco valorada a la hora de representarse en pantalla", plantea Vanity Fair.
La clave entonces está en la empatía que genera el actor con la audiencia, mientras se convierte en otra persona para representar su historia y que desemboca en ser el ganador del Oscar.
Menos cool
Leonardo DiCaprio al representar a Jordan Belfort en "El lobo de Wall Street", pareciera que invita a conocer al personaje, pero todo está dicho en el principio de la película cuando Belfort acepta un trabajo en una corredora de acciones de mala reputación.
En ese momento particular, en que hace su primera llamada, la oficina se queda en silencio viéndolo, que es exactamente lo que los espectadores hacen a la vez. La gente se transforma en una audiencia para su actuación, no la comparte con él. Y es por eso que se acerca más al perfil de Pitt que al de Hanks.
Por lo mismo, incluso Chiwetel Ejiofor tenía más probabilidades de ganar que DiCarpio, al representar la posición más radicalmente opuesta a la experiencia del espectador, pero invitando a ver los horrores de la esclavitud a través de los ojos del personaje, Solomon Northup.
Sin embargo, lo potente de su actuación y el filme como un todo pueden haber jugado en contra de Ejifor, porque representa tan precisamente la crudeza de la esclavitud, que los miembros de la Academia no quisieron identificarse con ese dolor.
Las emociones que cargaron la actuación de Matthew McConaughey en "Dallas buyers club", al representar a un macho alfa, orgulloso de su heterosexualidad y descaradamente homofóbico, pueden haber sido primordiales en la decisión de entregarle finalmente el premio.
Dejó que el público sintiera su ira, dolor y miedo. A ello se suma también el hecho de su extrema transformación, quizás sin precedentes para un papel. Todo ha hecho que McConaughey se mueva más en dirección hacia el perfil de Hanks que el de Pitt, siendo cada vez menos "cool" a través de sus últimos filmes.