La ópera "Aída" regresa al Egipto para conmemorar sus 150 años
Obra tendrá las pirámides de Guiza y la esfinge como telón de fondo.
Obra tendrá las pirámides de Guiza y la esfinge como telón de fondo.
Con las tres colosales pirámides de Guiza como telón de fondo, Egipto ha querido conmemorar los 150 años de la ópera "Aída", de Giuseppe Verdi, regresando al país que la vio nacer, pero la representación no logró encandilar a un público que acudió dispuesto a dejarse embaucar por la magia de los faraones.
Las únicas maravillas del mundo antiguo que quedan en pie dieron la bienvenida a los actores 25 minutos más tarde de la hora prevista ante un público impaciente por el inicio de una de las obras más famosas del repertorio del compositor italiano.
Las colosales pirámides de Keops, Kefrén y Micerinos y la Gran Esfinge ofrecieron el único consuelo al gran número espectadores que apenas pudieron disfrutar del espectáculo debido a la falta de visibilidad en los últimos asientos y a un inusual frío anoche en la explanada de Guiza, en el suroeste de El Cairo.
En uno de los tres intermedios de la obra, el belga Jean-Christophe de Lantsheere aseguró a Efe que el sonido no era bueno porque "de repente, sonaba en los altavoces por la izquierda y luego, por el lado derecho".
Mientras calentaba sus manos con un té, se quejaba de que los "los artistas llevaban micrófonos" para terminar asegurando: "hemos venido más por el espectáculo en las pirámides que por el sonido".
Tras el segundo acto, que culmina con el "Gloria a Egipto", adoptado como primer himno nacional del país árabe hasta 1923, numerosas personas abandonaron el recinto, en el que no se representaba "Aída" desde hacía ocho años por la inestabilidad en el país del Nilo.
Una de ellas era la venezolana y residente en El Cairo Irina Kartaly. Sus quejas se centraban en que la estructura de las gradas impedían a las personas sentadas en el último sector -cuyas entradas costaban unos 113 dólares- ver el escenario, lo que los obligaba a ponerse de pie para ver la función, de tres horas y media de duración
El retorno de "Aída" al lugar donde se concibió, ambientada en la antigua Menfis y Tebas, fue anunciado a bombo y platillo, y el director italiano David Crescenzi fue el encargado para la ocasión de blandir la batuta al frente de la Orquesta de la Ópera de El Cairo.
Verdi se encontró en 1868 con el italiano Antonio Ghislanzoni para encargarle el libreto de la obra -basada en la historia encontrada en un papiro y reescrita por el egiptólogo francés Auguste Mariette- después de que el jedive de Egipto, Ismail Pachá, se la pidiese. El motivo, según la creencia popular: la inauguración del Canal de Suez, en 1869.
Sin embargo, se retrasó su estreno en la Ópera de El Cairo del Jedive hasta el día de Nochebuena de 1871 por la guerra franco-prusiana (1870-1871).
De hecho, en ese milenario escenario se recreó por primera vez, sin la presencia de Verdi, el amor prohibido entre Aída y Radamés.