Tuvieron que pasar 20 minutos más desde la hora presupuestada para que los fanáticos recién pudieran ver a Rihanna, al fin, pisar la tarima instalada en el Estadio Nacional.
Faltando poco para las 23:00 horas, una pequeña intro musical dio pie para la instalación de los músicos en escena, antes de que ella se diera el lujo de aparecer.
Algunas pifias se dejaron sentir en la previa, entre la hora que separó su show del que hizo el telonero Big Sean, rapero que cumplió con una puntual presentación de 40 minutos.
Pero la entrada de la cantante no tuvo nada de espectacular, tal cual como la mayor parte de lo que ofreció. De hecho, la figura de una debutante Rihanna en tierras chilenas apenas se pudo ver moviéndose de un lado al otro, por el excesivo humo que inundó todo. Así, apenas una silueta se mostraba en las pantallas laterales.
"Nunca había estado aquí, y ahora que los veo son realmente asombrosos!". El saludo vino cuatro canciones después del inicio del show y en la previa a "Rude Boy".
Set "acortado"
Pero ni los gigantescos telones con su imagen proyectada en la parte posterior y en los costados del escenario, ni el numeroso grupo de baile que la acompañaba, hizo que pasara desapercibido el hecho de que acortó la duración de la mayoría de las canciones.
Lo que en un principio podría haber parecido un medley de éxitos, realmente no tenía grandes mezclas o arreglos musicales distintivos para el sonido directo, y los temas en su unidad con suerte alcanzaban los dos minutos de duración.
¿Recurso para hacer un recorrido más amplio de su repertorio o para comprimir aún más el espectáculo? Lo cierto es que a los fanáticos no les importó mucho y "apreciaron" con celulares y cámaras en mano cada uno de los pasajes del show. Poco le recriminaron a la cantante por lo que estaban presenciando, una vez que estaba en pleno despliegue de su material. Esto, incluso, a pesar de que hubo gente que acampó por días en las afueras del coliseo ñuñoíno para verla.
"Run This Town" y "All of the Lights", los temas que Rihanna grabó junto a Jay-Z y Kanye West, respectivamente, también estuvieron presentes. Siguiendo estrictamente lo que ya había hecho el fin de semana en el festival Rock in Río de Brasil.
Con la aparición de la melodía reggae de "Man Down", la música se dio el "gusto" de extenderse más. De hecho, Rihanna aprovechó de jugar con las voces a coro del público, que repetían una y otra vez el nombre de Santiago, al ritmo que ella proponía.
¿Y en el siguiente momento un fuego artificial? Sí, uno. En la mitad de "Umbrella". Nada para emocionarse o romper en llanto, pero fue lo que logró en algunos de sus seguidores Rihanna, quién también se ganó un griterío de "mijita rica" al final de la canción.
El desconcierto
Quizás lo más destacable de la presentación fue la sección acústica en medio de todo. Los atronadores bajos y la potente batería fueron reemplazados por una capacidad vocal que Rihanna no mostró en el resto de show. Un logro que fue dedicado exclusivamente a este momento más tranquilo, que a la vez implicaba que mantuviera en un sólo lugar su cuerpo quieto. Quizás sólo por eso pudo conseguirlo.
Con "Diamonds" vino uno de los aspectos que hizo variar la presentación, al tener espuma escurriendo por los telones que hacían de paredes en el escenario, alrededor de la cantante y sus músicos. Curiosamente, una de las pocas rarezas que marcaron lo ocurrido durante la noche.
De eso no cambió mucho. Finalmente, fue apenas una hora y 15 minutos que Rihanna estuvo sobre el escenario, con un concierto que al parecer estaba más bien planeado para un festival, más que para la presentación en solitario de una sola artista. Dejó gusto a poco, aunque prometió volver, justo antes de un cierre con fuegos artificiales que no dio pie a pifias o que la llamaran de vuelta.
50 mil asistentes presenciaron el acto ofrecido por Rihanna. Hubo opiniones variadas entre los fanáticos, aunque se percibió una tendencia: desconcierto por la corta extensión de la presentación, acusaciones de abuso de playback, que la voz no llegaba a los tonos necesarios, que faltaron muchas canciones e, incluso, que hubo mucha ropa.