Joaquín Sabina, que a sus 68 años y tras superar varios problemas de salud comienza esta semana una gira con su nuevo disco, "Lo niego todo", reveló a Efe que siempre pensó que "iba a ser un viejo verde". "Y lo estoy consiguiendo", recalcó.
Un día antes de partir a México, país donde tiene las siete primeras citas de la gira, Sabina explicó que se siente "muy excitado y muy asustado" por lo que le espera: casi cien conciertos.
Después de ese arranque, el cantautor volverá a España en junio y partirá desde un punto especial, su Úbeda natal, para continuar en Sevilla, Madrid (doble actuación), Palencia y Barcelona, siguiendo en un recorrido muy amplio que puede completarse con más fechas.
"Hoy hemos hecho el último ensayo y cada día ha ido mejorando. Empezamos a sentirnos muy bien como grupo y a disfrutar, sobre todo, de las canciones nuevas", señaló el artista, quien contó con la ayuda de Leiva, ex vocalista del grupo Pereza, en la producción de su decimoctavo álbum de estudio.
"Trabajar con Leiva ha sido uno de los encuentros más bonitos para mí, desde el punto de vista artístico y desde el punto de vista humano", comentó Sabina, convencido que este álbum es "el más importante desde '19 días y 500 noches'".
Las colaboraciones de Leiva y la de Benjamín Prado significan para Sabina "un cambio de clima, un rejuvenecimiento, un acceso a formas menos literarias y mas inmediatas de comunicación con el público".
"Superviviente, sí, y nunca me cansaré de celebrarlo"
Por otra parte, el cantautor reconoció que el proceso creador de este nuevo álbum ha sido "muy intenso", sin embargo el resultado logró superar todas sus expectativas.
Las referencias al Sabina del pasado y el presente son numerosas en este trabajo que llega ocho años después de "Vinagre y rosas". Según el músico se trata de "sacarle la lengua" a esa persona que ve "en el espejo".
"Es fundamental, si luego quieres tomar en broma a los demás, empezar con uno mismo", agregó.
Con el primer sencillo que da vida al título del disco, Sabina negó "hasta la verdad", sin embargo subraya que no reniega "de nada" ni tampoco niega "tantas cosas".
"Yo, con mi biografía, no estoy muy en desacuerdo. Tal vez estoy en desacuerdo con haber perdido tantas noches y tanto tiempo haciendo el idiota por los bares en lugar de escribir", aclaró el cantante cuya vida ha tenido altos y bajos como el ictus que sufrió en 2001 o la diverticulitis del año 2011.
"Superviviente, sí, y nunca me cansaré de celebrarlo", dijo Sabina entre risas, citándose a sí mismo en la canción "Lágrimas de mármol" de su último trabajo ya que no sólo salió a flote de esos naufragios, sino también de otros.
"Como mucha gente cercana a mí soy de una generación que anduvo con la heroína. No yo, porque no la he probado nunca, pero sí con determinados excesos; es una generación muy loca y mucha gente, a veces la mejor, se quedó por el camino", explicó.
"No tengo nostalgia de nada"
En este nuevo álbum repasó una vida muy intensa, pero también porque se define como "pesimista con la cabeza y optimista con el corazón", ya que cree que "ese es el único modo de compensar esas cosas".
"No soy nostálgico, no tengo nostalgia de nada, pero sí tengo memoria y la memoria a veces se agarra a cosas hermosísimas, a ese minuto que te pasó una vez y a esa felicidad que dura tan poco pero que es inolvidable", añadió Sabina, quién ha regado su último proyecto de momentos que le han marcado.
"Ha sido divertido hurgar por dentro en las verdades, en las mentiras, en los excesos de esa caricatura que se ha hecho de mí y que no tiene tanto que ver con quien soy ahora", concluyó.
En el marco de esta nueva gira, el cantautor español regresará a Chile con dos conciertos programados para el 24 y 25 de octubre de 2017 en el Movistar Arena.
Las entradas para los shows están disponibles en Puntoticket y los valores van desde los $10.000 a los $100.000 (sin cargo por servicio).