Kevin Spacey asegura que no hubiera podido afrontar el papel de "Francis Underwood" en la exitosa serie "House of Cards" sin los últimos 10 años de su carrera dedicados al teatro y, especialmente, a la obra "Ricardo III".
"No creo que hubiese sido capaz sin esa experiencia", afirmó el actor estadounidense de 54 años, ganador de dos Óscar por "The Usual Suspects" y "American Beauty", en un encuentro con un grupo reducido de medios, entre ellos EFE.
"Michael Dobbs -autor de la novela en la que se basa la miniserie original británica- basó el personaje de 'Francis' en 'Ricardo III'. Esa es la razón por la que se dirige a la cámara directamente. Muchos piensan que esa opción ('romper la cuarta pared') nació en 'Ferris Bueller's Day Off' -filme de 1986 con Matthew Broderick-, pero no, lo creó William Shakespeare con 'Ricardo III'", agregó.
Spacey se dedicó en cuerpo y alma durante 10 meses a esa obra teatral que presentó en escenarios de todo el mundo. Fue un trabajo que le dejó exhausto física y mentalmente. Pero resultó fundamental para poder embarcarse, inmediatamente después, en "House of Cards".
"Fue una circunstancia genial. Cerré la obra en marzo de 2012 y el 28 de abril comencé a rodar la serie. Significó muchísimo para mí. Sin el teatro, no hubiera estado preparado para 'Francis'", manifestó.
El perfil de "Francis Underwood"
Para Spacey, hay grandes paralelismos entre "Ricardo III" y el corrupto político "Francis Underwood".
"Son investigaciones de la naturaleza y los recovecos del poder. Ambos tienen la habilidad de predecir cómo reaccionarán los demás; de esa forma logran ir 16 movimientos por delante en la partida de ajedrez y por eso consiguen lo que quieren", sostuvo el candidato al Emmy y al Globo de Oro por su papel en la serie de Netflix.
Allí, "Underwood" confiesa directamente al espectador sus intenciones. Le convierte en su aliado. Y la convicción con la que lo logra se debe a la interacción previa que vivió en los escenarios.
"He mirado a la gente por todo el mundo. He percibido sus reacciones. Ahora no tengo ojos enfrente, solo la lente. Pero la memoria de esa relación con el espectador quedó grabada a fuego en mí. Miro a la cámara y es como hablar con mi mejor amigo. Le cuento mi intimidad. Y, en esos casos, sobran las palabras. Los dos sabemos qué estoy pensando", declaró.