El canadiense actuó una hora y 20 minutos en un concierto dominado por el playback y su poca interacción.
Sonaron sus hits "Baby" y "Sorry".
A su tercera presentación en Chile llegaba consolidado como un artista más adulto, alejado de aquella estampa juvenil que lo llevó a la fama. Sin embargo, el canadiense Justin Bieber quedó al debe en esta pasada.
De la mano de su "Purpose World Tour", el cantante retornaba al país y al Estadio Nacional con varios hits como "Been You" y "Sorry" inundando las radios juveniles.
Pese a que estos éxitos fueron coreados por las poco más de 50 mil personas que llegaron al recinto ñuñoino, el espectáculo del canadiense dejó un gusto agridulce entre los asistentes.
Una hora y 20 minutos bastaron para que Bieber, siempre distante de sus fans, mostrara este espectáculo que lo ha llevado a recorrer gran parte del mundo. El inexistente espacio entre una canción y otra dificultaron la escasa interacción del artista con sus fans.
Acompañado de un grueso cuerpo de baile, una banda de apoyo, pirotecnia, juegos de luces y plataformas móviles, Justin Bieber cumplió con las expectativas mínimas que generaba su presentación.
A veces cantando con sus manos en los bolsillos, alejándose del micrófono antes de terminar un verso (el playback fue herramienta recurrente) y dedicando pocas palabras al público: así expresó el músico su conexión con sus fanáticos locales, quienes se retiraron del recinto entre caras de euforia e incertidumbre.
