Chris Carpentier contó la oportunidad en que se salvó de la muerte
Se trata de una historia de la época en que era "pobre como rata" y si no moría en el accidente era devorado por cocodrilos.
Se trata de una historia de la época en que era "pobre como rata" y si no moría en el accidente era devorado por cocodrilos.
Chris Carpentier relata cientos de anécdotas cada vez que es entrevistado. Pero la noche de este martes, el chef reveló un particular suceso que en el que prácticamente se salvó de fallecer.
Para presentar a los jurados de la nueva temporada de "Masterchef Chile", Andrea Benardi y Jorge Rausch, Carpentier se presentó en el programa "Sigamos de Largo", y durante la sección "Mito o verdad" se abrió a compartir experiencias ocurridas en aviones.
Estuvo la que ya había contado, sobre que se intoxicó con el menú que recibió en un viaje a Londres y pasó vomitando durante todo el vuelo. Pero también contó otra historia en la que la suerte jugó a su favor.
"Estaba sentado arriba de un avión, en el que de repente dicen 'regalamos 5 pasajes a los que se quieran bajar, porque está sobre vendido el vuelo y necesitamos...'. Levanté la mano, fui el número cinco y dije 'yo, yo, yo'. Vivía en Estados Unidos en esa época, entonces, pobre como rata. Un pasaje de regalo era oro", relató.
El asunto es que "me bajo y el avión llegando a Miami se cayó y murieron todos".
Pero la historia no terminaba ahí, de acuerdo con Carpentier el tema "fue peor, porque amarizó y en las afueras de los Everglades está lleno de unos cocodrilos como pequeñitos, que son los alligators, y se los comieron a todos. Salió en el matinal y todo. Te lo juro".
El líder de "Masterchef Chile" no fue muy específico, pero probablemente se refería al fatídico Vuelo 592 de ValuJet, que se estrelló en una zona pantanosa de Miami conocida como Everglades, el 11 de mayo de 1996.
El accidente falleció la totalidad de personas que iban a bordo, con un total de 110 víctimas. La recuperación de los restos de los fallecidos y del fuselaje se hizo casi imposible, ya que el camino o tierra sólida más cercana a la zona de la catástrofe se encontraba a 400 metros de distancia.
A ello se sumó que los altos pastizales acuáticos, los cocodrilos y el riesgo de infecciones complicaron los esfuerzos de recuperación. De hecho, las autoridades y los expertos en aeronáutica describieron el sitio de suceso como "una de las escenas más difíciles con que se han encontrado para la recuperación de una aeronave".