Con uno de los motores escupiendo fuego de manera intermitente, un avión de la compañía Virgin Australia se vio forzado a realizar un espectacular aterrizaje de emergencia en la noche del lunes en Nueva Zelanda, incidente que culminó sin heridos.
Se trata de un Boeing 737-800 que llevaba 67 pasajeros y seis miembros de la tripulación a bordo, el cual despegó desde el aeropuerto de Queenstown, en la Isla Sur, y comenzó a experimentar problemas mientras emprendía el vuelo.
Testigos captaron lo que sonó como una explosión en el lado derecho del avión, lo que motivó al piloto a abortar el trayecto, con destino a Melbourne, y aterrizar de emergencia en el aeropuerto de Invercargill, a unos 180 kilómetros al sur del punto de partida.