La responsabilidad de Boeing en un accidente en 2009 del modelo anterior al polémico 737 Max fue ocultada, cuando tuvo muchas semejanzas a los dos últimos siniestros de la aeronáutica en Indonesia y Etiopía, con un total de 346 fallecidos, según una información publicada por The New York Times.
Después de que un Boeing 737 se estrellase cerca de Amsterdam hace más de una década, los investigadores holandeses se centraron en culpar a los pilotos por no reaccionar adecuadamente cuando un sistema automatizado no funcionó correctamente y causó que el avión cayera en picado en un campo, matando a nueve personas.
Sin embargo, la culpa no fue solo de la tripulación, según el NYT. Las decisiones de Boeing, incluidas las elecciones de diseño arriesgadas y las evaluaciones de seguridad defectuosas, también contribuyeron al accidente en el vuelo de Turkish Airlines.
Pero la Junta de Seguridad holandesa excluyó o restó importancia a las críticas al fabricante en su informe final después de la retirada de un equipo de estadounidenses que incluía a Boeing y funcionarios federales de seguridad, según muestran documentos y entrevistas a los que ha tenido acceso NYT.
Semejanzas con los siniestros que desencadenaron la crisis
El accidente, en febrero de 2009, involucró a un predecesor del 737 Max de Boeing, el avión que desde hace casi un año tiene retirado el permiso de volar después de accidentes en Indonesia y Etiopía que mataron a 346 personas y arrojó a la compañía a la peor crisis de su historia.
Una revisión realizada por The New York Times de la evidencia del accidente de 2009, algunos de ellos previamente confidenciales, revela paralelos sorprendentes con los accidentes recientes, y la resistencia del equipo de estadounidenses a una emisión completa de hallazgos que luego resultaron relevantes para el Max.
En los accidentes de 2009 y Max, por ejemplo, el fallo de un solo sensor hizo que los sistemas fallaran, con resultados catastróficos, y Boeing no había brindado a los pilotos información que podría haberlos ayudado a reaccionar ante el mal funcionamiento.
El accidente anterior "representa un evento tan centinela que nunca se tomó en serio", dijo al NYT Sidney Dekker, un experto en seguridad de la aviación que fue comisionado por la Junta de Seguridad Holandesa para analizar el accidente.
El estudio de Dekker acusó a Boeing de tratar de desviar la atención de sus propios "defectos de diseño" y otros errores con declaraciones "poco creíbles" que exhortaban a los pilotos a estar más atentos, según una copia revisada por NYT.
El estudio nunca se hizo público. El consejo holandés se retiró de los planes de publicarlo, según Dekker y otra persona con conocimiento de su manejo.
Una portavoz de la junta holandesa dijo que no era común publicar estudios de expertos y que la decisión sobre Dekker fue tomada únicamente por la junta.
Al mismo tiempo, la junta holandesa eliminó o modificó los hallazgos en su propio informe de accidente sobre problemas con el avión cuando el mismo equipo estadounidense intervino.
La junta también insertó declaraciones, algunas casi textuales y sin atribución, escritas por los estadounidenses, quienes dijeron que ciertos errores del piloto no habían sido "enfatizados adecuadamente".
Las silenciadas críticas a Boeing después del accidente de 2009 se ajustan a un patrón más amplio, revelado desde las tragedias de Max, de que la compañía se beneficia de un enfoque ligero por parte de los funcionarios de seguridad.