El gobierno de los talibanes emitió este viernes un decreto especial sobre los derechos de las mujeres, centrado sobre todo en los derechos matrimoniales, pero sin mención alguna a la posibilidad de acudir al trabajo o recibir educación, por lo que siguen sin ser garantizados por el régimen.
"La mujer no es una propiedad, sino un ser humano noble y libre; nadie la puede entregar a cambio de un acuerdo de paz o para poner fin a una animosidad", anunció en uno de sus puntos el documento, en referencia a una práctica muy extendida en Afganistán.
El texto también subraya que "el consentimiento de las mujeres adultas es necesario durante el matrimonio (y) nadie puede obligar a las mujeres a casarse por coacción o presión", algo que incluye a las viudas, que tienen el derecho "a elegir su futuro".
Además, una mujer tiene derecho patrimonial sobre las pertenencias familiares, al igual que una viuda, que debe recibir una dote si decide contraer de nuevo matrimonio.
Para su cumplimiento, el documento pide a diferentes ministerios, al Tribunal Supremo y a los gobernadores regionales que publiciten al máximo estas indicaciones para que toda la población e instituciones estén al tanto y no se comentan infracciones.
En este decreto de seis puntos, sin embargo, no hay mención alguna a varias de las demandas de las mujeres y la comunidad internacional desde que los talibanes tomaron el control de Afganistán el pasado 15 de agosto, sobre todo en lo relativo al derecho femenino a la educación y al trabajo.
El régimen fundamentalista ha insistido desde su llegada al poder que las mujeres podrán volver en un futuro a sus puestos de trabajo o a la escuela, pero antes deberá crearse un contexto para que se dé ese paso dentro de los límites que marca la sharía o ley islámica.
Por ahora ese avance se ha dado únicamente en ciertos sectores, como el de la educación primaria o del trabajo en la salud, mientras el resto de mujeres permanecen a la espera de una decisión, y continúan protestando para reclamar justicia, sobre todo en Kabul.
En la memoria de todos persiste lo sucedido durante el anterior régimen del grupo, entre 1996 y 2001, cuando a pesar de las promesas, las mujeres estuvieron recluidas en el interior del hogar, y solo podían salir de la vivienda acompañadas por un hombre de la familia.