Al menos 44 personas han muerto de hambre durante los tres últimos meses en dos asentamientos de desplazados internos de la región norteña etíope de Tigré, situación que empeoró tras la suspensión de las ayudas de la ONU por el "desvío" de estos suministros, -informaron hoy al medio EFE- trabajadores humanitarios.
"Hace meses que no recibimos una respuesta de las agencias humanitarias y del Gobierno federal (de Etiopía)", dijo el jefe de los servicios sanitarios del distrito tigrino de Samre, Goitom Gebre, responsable del campamento de desplazados internos con el mismo nombre.
"Al menos 25 personas han muerto de hambre únicamente en los últimos tres meses y medio en el campamento de Samre, que se encuentra a sólo 40 kilómetros al norte de Mekele (capital de Tigré)", añadió.
Según Goitom, el número de fallecidos puede seguir aumentando, con al menos 670 niños hospitalizados en este momento con un "estado crítico".
Por su parte, Tadese Yilma, coordinador del campamento de desplazados internos de Tenbien, a unos 80 kilómetros de Mikele, aseguró que la situación está "fuera de control".
Allí, al menos 19 personas murieron de hambre durante los dos últimos meses. Asimismo,"en Tenbien hay alrededor de 5.000 desplazados internos, lo que ha empeorado el problema", lamentó.
DESPLAZADOS DE LA GUERRA
Los desplazados de Tigré son personas que abandonaron sus hogares durante la intensa guerra que asoló esa región desde 2020 hasta el pasado mes de noviembre, cuando los rebeldes tigrinos y el Gobierno federal etíope firmaron un acuerdo de paz.
Alrededor de 600.000 personas murieron durante la contienda, según datos de la Unión Africana (UA), y 2,5 millones se vieron obligadas a huir de sus casas, de acuerdo con la ONU.
Si bien el pacto de paz detuvo los combates, muchos desplazados aún no han regresado a sus hogares, temerosos de una reactivación de las hostilidades y la presunta presencia de soldados de las vecinas Eritrea y la región de Amhara, así como por la destrucción que dejó la guerra en sus comunidades.
El pasado 4 de mayo, el Programa Mundial de Alimentos (PMA) de la ONU y la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (Usaid) suspendieron temporalmente su distribución de comida en Tigré tras conocer los informes sobre desvío de alimentos que terminaban siendo vendidos en el mercado local.
Si bien el PMA aseguró este mes que está trabajando "incansablemente" para "reanudar" sus operaciones "tan pronto como podamos garantizar que los alimentos lleguen a las personas que más lo necesitan", la ayuda humanitaria aún no ha regresado a Tigré.
Para la directora ejecutiva del PMA, Cindy McCain, "el desvío de alimentos es absolutamente inaceptable".
Aun así, aseguró, "la asistencia nutricional para niños, mujeres embarazadas y lactantes, los programas de comidas escolares y las actividades para desarrollar la resiliencia de los agricultores y pastores continuarán sin interrupciones".