Rebeles libios afirmaron que con Gadafi "no hay un proceso de negociación todavía"
Aseguraron que sólo habrá diálogo cuando el militar abandone el poder.
Hasta entonces, insistieron en que "cueste lo que cueste" continuarán la resistencia.
Aseguraron que sólo habrá diálogo cuando el militar abandone el poder.
Hasta entonces, insistieron en que "cueste lo que cueste" continuarán la resistencia.
El primer ministro del Consejo Nacional de Transición (CNT) de Libia, Mahmud Jibril, dijo en Madrid que "no hay un proceso de negociación a la vista todavía" con el régimen de Muammar el Gadafi y que este diálogo sólo podrá entablarse una vez que el dictador abandone el poder.
Jibril afirmó que Gadafi "no está por la negociación", por lo que "no hay plazo" para comenzar a discutir la formación de un futuro gobierno de reconciliación que englobe a los rebeldes y a personas del entorno del dictador.
El dirigente del CNT hizo estas declaraciones en una conferencia de prensa con la ministra española de Asuntos Exteriores, Trinidad Jiménez, después de una reunión que mantuvieron con motivo de su visita oficial a España, mientras que otros representantes del CNT se encontraron en París.
Jibril afirmó que la negociación con el régimen de Trípoli sólo comenzará cuando Gadafi anuncie su marcha del poder, lo que, a su entender, "no se puede dar por hecho aún".
"Gadafi sabe que no tiene ninguna posibilidad de recuperar el poder y quiere destruirlo todo antes de irse", afirmó Jibril,
Hasta entonces, dijo, la resistencia continuará "cueste lo que cueste" y los ataques de los rebeldes y de los aviones de la OTAN no cesarán durante el Ramadán, el mes de ayuno para los musulmanes, que comienza el 1 de agosto.
Mirada española
En tanto, la ministra Jiménez insistió en que el objetivo es derrocar a Gadafi, en el poder desde 1969, para poder aplicar el plan de transición democrática trazado por el órgano que aglutina a la oposición.
Según la jefa de la diplomacia española, Gadafi "está más aislado que nunca", por lo que es partidaria de mantener la presión económica, militar y política al mismo tiempo mientras se piensa en cómo poner en marcha la hoja de ruta de la transición.