El Gobierno alemán se plantea expulsar a los refugiados que hayan delinquido a terceros países, como Turquía, en caso de que no sea posible el regreso a su lugar de origen por razones de seguridad o porque dicho Estado no admite su retorno.
"Estamos negociando con Turquía y otros países la expulsión de estos refugiados", indicó el ministro de la Cancillería y coordinador para política de refugiados, Peter Altmaier, en declaraciones a la edición dominical del popular diario Bild.
El propósito del Gobierno es devolver a estos refugiados al país a través del cual llegaron a territorio de la Unión Europea (UE), en caso de que no sea posible su expulsión al suyo de procedencia.
La medida se inscribe en el proyecto de ley aprobado el pasado miércoles para agilizar la expulsión del país de los extranjeros que cometan delitos, sean o no refugiados.
Agresiones sexuales y robos
La iniciativa fue acordada por la gran coalición de Angela Merkel tras detectarse la presencia de solicitantes de asilo entre los presuntos autores de las agresiones sexuales a mujeres y robos masivos registrados la pasada "nochevieja" en Colonia.
Según el proyecto, se podrá expulsar a los extranjeros condenados a prisión por delitos sexuales, contra la vida, la integridad física o contra la propiedad, cometidos con violencia y de forma reiterada.
Altmaier asumió las competencias de coordinador para los refugiados hace unos meses, para tratar de ordenar su acogida y en medio de la incesante llegada de solicitantes de asilo.
El ministro de la Cancillería explicó a ese medio que desde principios de año han abandonado el país unos 50.000 refugiados "de forma voluntaria o expulsados".
Muchos de ellos, afirmó, dejaron el país al constatar que tenían nulas posibilidades de que prosperara su solicitud de asilo.
"Quien no tiene perspectivas de poder quedarse deberá abandonar pronto Alemania", recordó Altmaier.
Endurecen leyes de asilo
Junto al proyecto de ley para la expulsión de quienes delincan, la gran coalición consensuó esta semana otro paquete de medidas para endurecer las leyes de asilo, entre ellas considerar a Marruecos, Túnez y Argelia como países de procedencia seguros.
Esto implicará que, en la mayoría de los casos, los solicitantes de estos países verán rechazada su petición de asilo.
En la práctica suele ser dificultoso expulsarlos a su país, sea porque sus autoridades no lo facilitan, sea porque faltan documentos o porque el refugiado está expuesto a sufrir torturas, ser condenado a muerte o perseguido por razones de raza, religión o ideología.
El paquete fue impulsado después de que Alemania acogiera el año pasado 1,1 millones de refugiados y ante la exigencia de la co-gubernamental Unión Socialcristiana de Baviera (CSU) de que se imponga un límite a la acogida, lo que hasta ahora Merkel rechaza.
La propia canciller apuntó ayer, en un congreso regional de su Unión Cristianodemócrata (CDU), que muchos de los refugiados ahora acogidos deberán volver a sus lugares de origen cuando reine la paz ahí.
"Cuando haya paz en Siria, cuando venzamos al Estado Islámico en Irak, se volverán con todo lo que habrán aprendido con nosotros", afirmó la canciller en ese acto, enmarcado en la pre-campaña para los próximos comicios regionales de este año en varios "Länder".
Alemania está ahora brindándoles protección, de acuerdo a la Convención de Ginebra, añadió la canciller, quien afirmó que para muchos ello implica un estatus temporal de tres años.
Merkel aludió a los refugiados acogidos por Alemania en los años 90 por el conflicto de los Balcanes y apuntó que un 70 por ciento de éstos regresaron a su país cuando terminó la confrontación.