La canciller alemana, Angela Merkel, y el líder socialdemócrata, Martin Schulz, iniciaron el domingo con "optimismo" y actitud "constructiva" una semana de reuniones clave para la reedición de una gran coalición y para acabar con la parálisis política, tres meses y medio después de las elecciones.
Tras el fracaso de las negociaciones con liberales y verdes, Merkel rechaza un ejecutivo en minoría y su única alternativa para evitar la repetición de los comicios es una nueva alianza con el Partido Socialdemócrata (SPD), con el que ha gobernado nueve de los doce años que lleva en el poder.
La presión crece sobre ella y también sobre Schulz, ex presidente del Parlamento Europeo (PE), quien descartó la gran coalición a la vista de los pésimos resultados electorales y después se vio forzado a dialogar.
"Creo que podemos lograrlo", afirmó Merkel antes de comenzar la primera jornada de reuniones formales de "sondeo".
El objetivo de la Unión Cristianodemócrata (CDU) de Merkel es constituir un gobierno "estable" que cohesione Alemania ante los "inmensos" retos, tanto internos como externos, que esperan al país.
Merkel se mostró "optimista", aunque reconoció la difícil tarea que les espera.
Actitud constructiva
Desde la derecha le presionan sus socios bávaros de la Unión Socialcristiana (CSU), que reivindican el endurecimiento de la política de asilo e inmigración, y por la izquierda Schulz, que debe someter al voto de los militantes socialdemócratas cualquier acuerdo que alcance con el bloque conservador.
El ex presidente del PE, que aterrizó el pasado año en la política nacional como la esperanza del SPD para vencer a Merkel y que arrastró al partido a los peores resultados de su historia, aseguró este domingo que dialogará con actitud "constructiva y abierta".
"No trazamos ninguna línea roja, pero queremos a ser posible muchas políticas rojas", señaló en referencia al color de los socialdemócratas.
Con diversos sectores del SPD opuestos a una nueva gran coalición, Schulz hizo hincapié en que "un nuevo tiempo necesita una nueva política" y destacó áreas centrales de trabajo, como la educación, la inversión en vivienda e infraestructuras o la atención a la dependencia.
La canciller, que ganó las elecciones pero con el segundo peor resultado para la CDU desde 1949 y vio entrar un partido ultraderechista en el Parlamento, pierde popularidad, y Schulz necesita avances claros para justificar una nueva gran coalición que rechazó con contundencia durante semanas.