El gobierno alemán aprobó este miércoles los proyectos de ley que supondrán un encarecimiento de los viajes en avión y el abaratamiento del billete en tren, dentro del plan de choque destinado a cumplir con los objetivos de reducción de emisiones de CO2 en 2030.
El proyecto de ley, que se espera entre en el trámite parlamentario la próxima semana, implicará una reducción del impuesto sobre el valor añadido -IVA- del 19 por ciento actual al 7 por ciento para los billetes de medio y largo recorrido en ferrocarril.
Por contra, aumentarán las tasas sobre los trayectos en avión, hasta un 76 por ciento para los vuelos domésticos o europeos -pasará de 5,65 euros a 13,03 euros por billete- y del 43 por ciento en los de largo recorrido -una subida de los 41 euros actuales a 59,43-.
El propósito de estas medidas es mover al ciudadano a usar preferentemente el tren para trayectos cortos o medianos en lugar del auto privado o el avión, pese a que actualmente el transporte aéreo puede ser considerablemente más económico que el ferrocarril.
Asimismo se contemplan mejoras en las posibilidades de desgravación de las obras que se realicen en la vivienda privada para conseguir un mejor aislamiento térmico, especialmente en edificios construidos hace más de diez años y que no estén debidamente acondicionados.
Estos proyectos de ley siguen a las primeras medidas climáticas aprobadas ya en el Consejo de Ministros de la semana anterior, tras fuertes tensiones hasta lograrse un consenso en la gran coalición entre el bloque conservador de la canciller Angela Merkel y los socialdemócratas.
La propia Merkel presentó el paquete en su globalidad en septiembre, en medio de demoledoras críticas por parte de los opositores Verdes y del activismo medioambiental, que lo consideran insuficiente.
El objetivo del plan de choque es que Alemania cumpla con las metas medioambientales comunitarias y reduzca sus emisiones de gases contaminantes en un 55 por ciento para 2030 (en comparación con 1990). La propia canciller ha reconocido que no se cumplirá la meta de reducción del 40 por ciento marcada para 2020.
El ejecutivo se ha comprometido a publicar anualmente a partir de 2025 objetivos globales de reducción, y revisar las medidas si es preciso, así como el de mantener como meta global alcanzar la neutralidad climática (cero emisiones netas) para 2050.
El plan de choque contempla un presupuesto de 54.000 millones de euros para los próximos cuatro años y se propone, además de las mencionadas medidas a favor del tren y la eficiencia energética en el hogar, una fuerte inversión en energías renovables.
Las medidas ya trasladadas a proyecto de ley deberían pasar por la vía rápida en el trámite parlamentario la próxima semana y, según los planes de la coalición, entrar en vigor en abril del próximo año.