El socialdemócrata Olaf Scholz fue elegido esta jornada como canciller federal por el Parlamento alemán (Bundestag), donde su partido y sus futuros aliados de gobierno, los Verdes y el Partido Liberal (FDP), tienen la mayoría.
El canciller electo obtuvo el respaldo de 395 votos, frente a 303 en contra y 6 abstenciones. Su alianza con los verdes y los liberales suma en el Bundestag 416 escaños del total de 736, aunque el número de diputados presentes era de 707.
Scholz, de 62 años, sucede en el cargo a la conservadora Angela Merkel, que traspasará el poder tras 16 años a quien ha sido vicecanciller y ministro de Finanzas de su última gran coalición.
El nuevo gobierno, un tripartito inédito a escala federal, será el más paritario de la historia de Alemania, ya que ocho de sus 16 ministerios -17, con el puesto de canciller- estarán ocupados por mujeres, entre ellos los cuatro que atañen a la seguridad nacional y política exterior: Asuntos Exteriores, Interior, Defensa y Ayuda al Desarrollo. Al Partido Socialdemócrata (SPD), la fuerza más votada en las elecciones generales del pasado septiembre con un 25,7%, le corresponden siete ministerios, además de la Cancillería.
La sesión parlamentaria se abrió directamente con la votación, tras un breve saludo de la presidenta de la cámara, la socialdemócrata Bärbel Bas, quien además dio la bienvenida a Merkel, quien ha señalado que no ocupará ningún nuevo cargo político, sentada en la tribuna de visitantes.
¿QUIÉN ES SCHOLZ?
Scholz, un pragmático de la corriente centrista en la familia socialdemócrata, llegó a su objetivo tras una campaña, basada más en el continuismo que en la ruptura con la línea de su entonces jefa de gobierno, logrando así para el SPD el puesto de fuerza más votada, que hace seis meses los sondeos apuntaban que quedaría en tercer lugar, detrás de conservadores y verdes.
Su gestión en Finanzas le permitió crear confianza en muchos sectores, que recompensaron una campaña centrada en las inversiones, la reconstrucción económica y la lucha climática. Scholz, además, acudió en ayuda de los afectados por las devastadoras inundaciones del oeste del país, prometiendo ayuda urgente, mientras Laschet -jefe de gobierno de un estado federado afectado- seguía con sus deslices.
Hasta que se convirtió en vicecanciller de Merkel, muchos identificaban a Scholz con los graves disturbios registrados en Hamburgo durante la cumbre del G20 en 2017, cuando era alcalde-gobernador de la ciudad estado; en 2020, ya al frente de Finanzas, su imagen se vio de nuevo salpicada por el escándalo Wirecard, la compañía de pagos electrónicos que falseó balances sin que Finanzas lo evitara.
Sus detractores le achacan falta de empatía y le han comparado incluso con un robot. Pero Scholz ha sabido darle la vuelta a su figura de gris funcionario y transmitido la idea de garante de estabilidad.
Su gestión en la cartera de Trabajo, en la anterior coalición bajo Merkel, demostró su disposición a recurrir al gasto público en momentos en que lo considera necesario e impulsó la ley que reglamentaba la jornada reducida subvencionada, instrumento clave que evitó que el paro se disparara en Alemania durante la crisis del euro.