El presidente de El Salvador, el populista Nayib Bukele, le advirtió este lunes a las pandillas que si incrementan los homicidios en el país, quitarán la comida en las cárceles donde se encuentran presos, según el mandatario, unos 23.000 miembros de dichas estructuras.
"Voy a aprovechar la oportunidad para enviarle un mensaje a los criminales (...) ustedes desatan una ola de criminalidad y nosotros quitamos la comida en las cárceles (...) así que mejor estense tranquilos y déjense arrestar", dijo Bukele durante un evento de graduación de 205 alumnos de la Academia Nacional de Seguridad Pública (ANSP) que fue transmitido por redes sociales.
El mandatario señaló que "por ahí andan rumores que se quieren empezar a vengar de la gente honrada al azar", "hagan eso y no habrá un tiempo de comida en las cárceles. A ver cuánto tiempo durán sus homeboys (pandilleros) allá a dentro", advirtió.
"Les juro por Dios que no comen un arroz", subrayó.
Y agregó: "No me importa lo que digan los organismos internacionales, que vengan a proteger a nuestra gente, que vengan a llevarse a esos pandilleros si tanto los quieren, los entregamos todos".
El mandatario también dijo este lunes, durante la graduación de militares, que las pandillas son el "brazo armado" de las organizaciones humanitarias, comunidad internacional y partidos opositores.
El domingo también lanzó esta acusación y publicó que también son "socios de los pandilleros" la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) y los periodistas.
"No hay duda que arreciarán sus ataques a medida sientan que pierden su brazo armado", dijo Bukele.
El Salvador cumplió este lunes ocho días bajo régimen de excepción tras una escalada de asesinatos que se cobró la vida de más de 80 personas en tres días.
El Congreso suspendió, a petición de Bukele y sin ningún estudio o discusión, varios derechos constitucionales, entre ellos el de la defensa e inviolabilidad de las telecomunicaciones.
El Gobierno ha realizado masivas detenciones de supuestos pandilleros, en lo que ha denominado una "guerra contra las pandillas", como lo hicieron sus antecesores.
Las fuerzas de seguridad han capturado a 5.747 supuestos pandilleros, mientras familiares de los detenidos buscan información y han denunciado agresiones.