A la medianoche -hora local-, con el cese de la actividad en la rama de los combustibles y el paro del transporte público, se inició la huelga general convocada por sindicatos argentinos contra el Gobierno de la presidenta Cristina Fernández.
La protesta -la segunda huelga general que afronta Fernández- está convocada por el ala opositora de la Confederación General del Trabajo (CGT), encabezada por Hugo Moyano, antiguo aliado de los Kirchner convertido hoy en uno de sus más frontales opositores.
"Nadie puede negar que este reclamo es por todos los trabajadores", dijo Moyano, quien afirmó que la Casa Rosada "tiene que asumirse responsable" de la inseguridad en el país, que "es insostenible e insoportable, fundamentalmente a los trabajadores", consignó Clarín.
El sindicalista aseguró que la huelga tendría "una adhesión importantísima, a pesar de los esfuerzos denodados del Gobierno" por evitarlo: "La gente no va a ir a trabajar porque tiene bronca, la gente está enervada, tiene bronca, porque está maltratada por el Gobierno", dijo el líder de los camioneros.
La Asociación Gremial de Trabajadores del Subte y Premetro (AGTSyP) denunció de madrugada la acción de piquetes violentos que obligaron a interrumpir el servicio en un par de líneas del tren subterráneo y amenazaron a los trabajadores para que secunden el paro.
La huelga también muestra sus consecuencias en Chile. Aerolíneas Argentinas suspendió todos sus vuelos desde Santiago hacia el país vecino. (Foto: Valentina Ríos)
Entre las exigencias de los gremios destacan también mejoras salariales por encima del 40 por ciento y un aumento del salario exento del pago de Ganancias, un impuesto a la renta que pesa sobre los trabajadores en Argentina que ganan más de 15.000 pesos mensuales (1.875 dólares).
El Gobierno, a través de su jefe de Gabinete, Jorge Capitanich, advirtió que "los piquetes no tienen nada que ver con el derecho a la huelga" y remarcó que será "imposible medir el apoyo" al paro si quienes quieren trabajar "no pueden trasladarse".
La última huelga general convocada en Argentina, en noviembre de 2012, tuvo un alto seguimiento y paralizó gran parte del país.