El deseo de la presidenta de Argentina, Cristina Fernández, de servirse un café en la cafetería del Senado junto a parte de su equipo generó incidentes entre la prensa y sus guardaespaldas, aunque la mandataria argentina nunca se enteró.
Al terminar la ceremonia de investidura de Michelle Bachelet en el Congreso, y después de que casi todos los invitados se habían retirado, Fernández partió rauda a la cafetería del Senado, aunque antes solicitó no ser molestada por la prensa.
No obstante, algunos periodistas que estaban en el lugar intentaron acercarse a ella, lo que causó algunos roces con los agentes de seguridad, al punto que un camarógrafo de Canal 13 fue expulsado por la Policía.
Uno de los responsables de la seguridad de Fernández pidió a Carabineros que formaran una barrera a la entrada del café con el fin de evitar la entrada de los reporteros, quienes se quejaron ante los organizadores de la ceremonia, ya que la prensa tiene autorización permanente para estar en dicho sector.
Cristina Fernández -que lució ayer un vistoso atuendo blanco, dejando el luto de años por la muerte de Néstor Kirchner- ni siquiera se enteró de lo que ocurría y, más aun, accedió a tomarse fotos con los trabajadores de la cafetería.