La Justicia argentina ordenó este jueves la detención de Hebe de Bonafini, quien desde 1979 preside la organización de derechos humanos Madres de Plaza de Mayo.
La decisión fue adoptada por el juez federal Marcelo Martínez de Giorgi luego de que la activista no acudiera a declarar en el marco de una causa por presunto fraude al Estado a través de un programa dedicado a la construcción de viviendas sociales y administrado por la Fundación de las Madres de la Plaza de Mayo, llamado "Sueños Compartidos".
Hebe de Bonafini, de 87 años, ya había faltado el pasado 6 de julio a la primera citación del magistrado y, tras su ausencia de hoy, se preveía que pudiera ser obligada a acudir a través de la fuerza pública.
La Policía Federal se presentó esta tarde en la sede de la organización para "cumplimentar una orden de allanamiento" dispuesta por el magistrado. Casi a la par, De Bonafini se dirigió en una furgoneta desde ese lugar hasta la plaza de Mayo, lugar donde cada jueves, desde el 30 de abril de 1977, la organización realiza una ronda frente a la Casa Rosada agitando pañuelos blancos.
Críticas a Macri
Una multitud de personas acompañó a la dirigente para mostrarle su apoyo. En la misma plaza De Bonafini calificó como una "vergüenza" el envío de la policía a la sede de las Madres, a quienes -aseguró- pretenden "asustar".
"No sé qué va a pasar, no se hasta dónde son capaces de ir", dijo, agregando que no tiene miedo de que la detengan, porque ya "muchas veces" fue presa durante la dictadura.
"Nos quieren hacer desaparecer, pero aunque nos maten vamos a seguir luchando", aseveró, acusando al Gobierno de Mauricio Macri de "perseguir al pueblo" y "hacer un desastre" en el país, "regalando todo lo conseguido" en los últimos doce años de gobiernos kirchneristas.
Además, justificó su decisión de no asistir a declarar alegando que hace 40 años padece "agresiones" de la "mal llamada Justicia".
De Bonafini envió un texto escrito al juez Martínez de Giorgi, donde explicó que desde 1977 y 1978, cuando sus dos hijos y su nuera fueron hechos desaparecer por la dictadura (1976-1983), inició un "calvario" en una "constante peregrinación por los juzgados" y que sintió siempre "la misma ignominia, la misma indiferencia" de la Justicia.
El magistrado también ordenó la realización de un allanamiento en la sede central de las Madres en Buenos Aires.