El gobierno argentino amenazó este martes con imponer sanciones y cerrar los comercios que aumenten el precio de productos pactados con el ejecutivo tras la fuerte devaluación del peso frente al dólar este mes, superior al 34 por ciento.
"Las herramientas que tiene el gobierno son múltiples, y aparte de las multas correspondientes, incluyen un extremo que puede llevar a la clausura", respondió el jefe de Gabinete, Jorge Capitanich, al ser consultado sobre el posible incumplimiento de los acuerdos de precios vigentes.
El gobierno ha mantenido reuniones en las últimas horas con empresas comercializadoras de electrodomésticos y con representantes del sector de la construcción para evitar que la pérdida de valor de la moneda argentina se siga trasladando a los precios y dispare la inflación.
Durante el fin de semana, comerciantes denunciaron que algunos intermediarios habían aplicado subidas de entre el 5 por ciento y el 10 por ciento a los productos ofertados.
El secretario de Comercio, Augusto Costa, advirtió a los responsables de las grandes cadenas de electrodomésticos que se detectaron irregularidades y calificó como "inadmisible" la situación.
Responsables de estos comercios garantizaron la disponibilidad de electrodomésticos y subrayaron que tendrán un comportamiento "responsable" respecto a los precios, en declaraciones a la agencia oficial Télam.
Caída del peso
Tras la brusca depreciación del peso la semana pasada, el Ejecutivo encabezado por Cristina Fernández ha intensificado los contactos con todos los eslabones de la cadena de valor para intentar frenar la inflación.
Fuentes de la petrolera YFP consultadas por EFE indicaron que por el momento "no se está estudiando un aumento de los precios".
Según datos oficiales, Argentina cerró 2013 con una inflación del 10,9 por ciento, pero las consultoras privadas elevaron hasta el 28,3 por ciento el aumento de precios durante el último año en el país suramericano.
Para 2014, el Ejecutivo argentino estimó una inflación del 10,4 por ciento en el Presupuesto, mientras que los economistas vaticinan que rondará el 30 por ciento.