La joven Luisina Morando encontró una botella con un mensaje en su interior mientras limpiaba residuos y pescaba con su novio en una playa de la provincia de Río Negro, en el sur de Argentina, y decidió emprender una búsqueda para localizar al remitente.
La joven profesora estaba pescando con su novio en la playa de Bahía Creek, en Río Negro, y mientras esperaba a que subiese la marea, se puso a sacar la basura de la costa.
Según contó Morando este martes a Efe, el agua "suele estar particularmente sucia, la marea trae cosas de muchos barcos, cajones de pesca rotos, y la gente deja residuos de asados y acampadas". "Vi una botella semienterrada, con el pico para abajo, estaba impecable y muy sellada, tenía una tapita oxidada con un corcho", detalló.
Luisina comentó que la botella incluía una nota en su interior que estaba cuidadosamente envuelta en nylon, algo desgastada por los factores climáticos, pero cuyo contenido desembocó en una aventura viral a modo de búsqueda del tesoro.
"Lo primero que hice fue intentar encontrar en Facebook al tal Miguel J Borges, autor de la nota -escrita a puño y letra el 7 de febrero de 1975- que pedía en ella conocer al destinatario que la encontrase", contó.
Una vez publicada la noticia, la gente empezó a compartirla y enviarle mensajes privados con información, lo que facilitó la tarea de búsqueda.
Al leer cada uno de los mensajes, Luisina recibió la ayuda de una administradora de un grupo que se dedica a buscar a personas y le facilitó varios contactos. Llamó a una serie de números hasta que uno dio señal y una señora mayor, esposa de Miguel, le respondió.
"Estaba con mucha ansiedad porque conseguí contactar con su esposa, tenía una emoción bárbara", destacó la joven.
En ese momento, Luisina supo que Miguel había fallecido hace seis años.
"Me hubiese encantado poder hablar con Miguel, y a pesar de que no ha podido ser, estoy feliz de saber que si el hubiese estado vivo le hubiese emocionado saber que encontré su mensaje", añadió.
Miguel y su entonces esposa estaban vacacionando en el momento en el que el hombre arrojó la botella al mar. Durante la conversación telefónica, la mujer le contó que "él era muy aventurero y solía hacer este tipo de cosas".
"Esto pasa una vez en la vida y es por ello que es algo mágico y único", celebró Luisina.
Finalmente, al preguntarle por la ubicación actual de la botella anecdótica, Morando aclaró: "la tengo en mi poder, la tengo yo bien guardada para que no se vuelva a perder".