Al menos 112 personas han muerto en el rebrote de la violencia sectaria que sacude desde el domingo pasado la región del oeste de Birmania (Myanmar), donde ha sido impuesto el toque de queda en al menos dos ciudades y han sido enviadas tropas de refuerzo.
El portavoz del Gobierno local, Win Myaing, informó a los periodistas de que más de 70 personas han resultado heridas, incluidos varios menores.
En los enfrentamientos entre miembros de las comunidades musulmana y budista han sido incendiados más de 2.000 edificios, incluidos mezquitas y templos budistas.
En un intento por contener los enfrentamientos, las autoridades mantienen el toque de queda en las aldeas de Mrauk U y Minbya, los dos lugares en los que comenzó la violencia que luego se extendió a otras localidades.
El Gobierno dio la orden hace dos días de enviar tropas de refuerzo a la región, en la que la ola de violencia que se desató el pasado 28 de mayo causó 88 muertos, la mayoría musulmanes de la etnia rohingya.
El detonante de aquella primera ola de violencia, durante la que también fueron destruidas 2.230 casas y unas 100.000 personas huyeron de las aldeas, fue el hallazgo del cadáver de una mujer budista violada y asesinada por tres musulmanes.