Una semana después de los atentados, los católicos de Sri Lanka siguieron los servicios religiosos transmitidos por televisión hoy domingo, mientras las iglesias permanecían vacías después de que la Conferencia Episcopal de la isla decidiese suspender las misas hasta nuevo aviso.
El presidente del país, Maithripala Sirisena, y el primer ministro, Ranil Wickremesinghe, asistieron a una ceremonia privada, retransmitida por radio y televisión a toda la nación, y que estuvo dirigida por el cardenal Malcolm Ranjith, acompañado otros sacerdotes.
Los servicios religiosos fueron suspendidos por la Conferencia Episcopal de Sri Lanka, por temor de que vuelvan a cometerse nuevos ataques como los ocurridos en tres iglesias y tres hoteles el pasado domingo, en los que 359 personas murieron y alrededor de 500 fueron heridas.
Sin embargo, una vigilia fue ofrecida a las afueras de la iglesia de San Antonio -uno de los lugares del atentado- a las 08:45 hora local, momento en el que se inició la serie de ataques el pasado domingo.
Malcolm recordó durante el sermón a las víctimas y su sufrimiento a raíz de la "terrible tragedia" de los atentados cometidos por al menos nueve suicidas cargados de explosivos y a los que el cardenal se refirió como "un insulto a la humanidad".
La máxima autoridad católica de Sri Lanka pidió a los feligreses oraciones por la seguridad del país y la coexistencia, una en la que puedan entenderse unos a otros sin diferencias.