La Agencia Estadounidense de Cooperación confirmó que evacuará a su personal por las amenazas de los cocaleros, que son respaldadas por el presidente altiplánico, Evo Morales.
La Agencia Estadounidense de Cooperación (USAID, por su sigla en inglés) confirmó la evacuación de su personal de la región boliviana del Chapare por las amenazas recibidas de parte de los sindicatos de cocaleros.
"Se ha pedido al personal que salga del área", dijo una fuente de la agencia, que pidió no ser identificada.
Por su parte, el Departamento de Estado de EE.UU. enfatizó que la seguridad de sus representantes en Bolivia es "primordial" y, según su portavoz, Heide Bronke, se toma "seriamente cualquier amenaza".
El personal de USAID salió del Chapare, en el centro del país, un día antes de que se cumpla el ultimátum dado por sindicatos de cocaleros para su partida.
Los productores de coca de esa zona acusan a los representantes de USAID de conspirar contra el presidente de Bolivia, Evo Morales, y de ser "agentes del imperialismo".
El propio Morales señaló en un discurso en Alcantarí, al sur del país, que apoya la decisión de los cocaleros.
La fuente de USAID explicó que los trabajadores que gestionan sus proyectos en esa región son subcontratados y no empleados directos de la agencia.
La mayoría son bolivianos y no han ningún estadounidense, añadió.
Su principal actividad en el Chapare es promover cultivos alternativos a la coca, como plátanos, palmito, piña y papaya, aunque la agencia también financia carreteras, conexiones eléctricas, la promoción de inversiones y la protección del medio ambiente.
Desde 1983, USAID ha invertido más de 270 millones de dólares en la región, según sus cálculos.
Bronke recalcó el desasosiego del Gobierno de Washington ante los actos de "violencia sin sentido" contra Estados Unidos en Bolivia.
"Especialmente tras las protestas del 9 de junio, nos preocupa mucho la protección de la embajada y de nuestro personal", señaló.
Ese día, miles de personas se manifestaron ante la embajada estadounidense en La Paz e intentaron rebasar el cordón de seguridad con piedras y palos.
Los manifestantes protestaban contra la decisión de Estados nidos de conceder asilo político al ex ministro de Defensa Carlos Sánchez Berzaín, acusado de genocidio en Bolivia.
En respuesta, el Gobierno de George W. Bush llamó a consultas la semana pasada a su embajador en La Paz, Philip Goldberg.
Pese a esas acciones, Bronke afirmó que su país "busca una relación positiva con Bolivia, basada en el respeto mutuo".
Estados Unidos pretende continuar colaborando con Bolivia "en los objetivos que compartimos de fortalecer la democracia, el desarrollo económico y la prosperidad", subrayó. (EFE)
