"Los pierde eso que alguien llamó, tiempo atrás, la tentación de sí mismos: 'Ese momento en que miran alrededor, miles de cabecitas allá abajo, y piensan pobres, qué sería de todos ellos si no estuviera yo. O, incluso: qué habría sido de todos ellos si yo no hubiese estado. O, si acaso: qué será de todos ellos cuando yo ya no esté (...) Creen que el estado –de las cosas, de los cambios, de su ¿revolución?– es ellos y que sin ellos nada'".
Así comienza una columna de opinión escrita por el destacado periodista argentino Martín Caparrós, en la que analiza el revés electoral que sufrió el presidente Evo Morales al recibir el "No" de los bolivianos en el referendo constitucional que convocó con el objetivo de optar a una nueva reelección en el año 2019.
"El gobierno más exitoso –el más serio, el más auténtico– del populismo latinoamericano acaba de perder el referéndum que convocó porque su jefe no se resignaba a dejarle su lugar a otro. Después de diez años de gobierno y elecciones triunfales, Evo Morales cayó en la trampa y se llevó su primera derrota", reflexionó Caparrós en las páginas del diario español El País.
"Su partido (el de Morales) sigue siendo el más fuerte, pero ahora su candidato para las próximas presidenciales no será una elección sino un sustituto, una opción de segunda, sospechosa de marionetazgo y pasible de perder por ello. Lo mismo que le pasó a Cristina Fernández en la Argentina, sin ir más lejos", anotó Caparrós.
Para escritor y Premio Herralde de Literatura 2011, resulta "curioso que señoras y señores que se llenan la boca con pueblos y militancias y movimientos sean incapaces de confiar en sus pueblos (...) como si la condición de existencia de sus políticas fueran sus personas, como si no pudieran aceptar la primera regla de la democracia verdadera: que no hay reyes sino delegados. Que nadie es indispensable, que importa el colectivo tanto más que el individuo".
Una crítica similar a ésta formuló en los últimos días el ex presidente boliviano Carlos Mesa, actual vocero de la demanda marítima ante La Haya, lo cual provocó una dura respuesta del mandatario paceño.
