A un día de que el ultraderechista Jair Bolsonaro asuma la presidencia de Brasil, los mandatarios ya comienzan a llegar para estar presentes en el evento de cambio de mando.
Alrededor de 12 mil efectivos de las fuerzas armadas estarán apostados con el fin de resguardar la seguridad de los asistentes y del propio presidente electo, que ha sufrido diversas amenazas durante las últimas horas.
"Es lógico que esas amenazas después de la elección disminuyeron un poco, pero continúan latentes. Es nuestro sentimiento que esa seguridad necesita ser reforzada, en virtud de las circunstancias que fueron creadas en el país", señaló Augusto Heleno, que próximamente asumirá el Ministerio de la Seguridad Institucional.
En este contexto, los equipos de seguridad se encuentran investigando a un grupo extremista autodenominado "Maldición Ancestral", los que a través de un comunicado indicaron que tienen "armas y explosivos distribuidos por Brasilia, y que Bolsonaro -que sobrevivió a una puñalada- podrá ser sorprendido en cualquier momento".
Es por esto mismo que para mañana fueron dispuestos cuatro controles para revisar al público, medidas que fueron respaldadas por el actual ministro de la Seguridad, Sergio Etchegoyen, el que aseguró que "las personas pueden venir, ellas estarán seguras porque todas las medidas serán tomadas para garantizar la seguridad de la población".
Cabe señalar que el Partido de los Trabajadores -coalición de Lula Da Silva- no asistirá al evento de cambio de mando.