Cerca del 40 por ciento de camioneros continúa en paralización por el alza de los combustibles.
La huelga ha producido la paralización del transporte público y el desabastecimiento de insumos para hospitales.
Brasil intentó retornar a la normalidad en medio de la huelga por el alza de los combustibles que mantiene, por sexto día consecutivo, el 40 por ciento de los camioneros.
Al comienzo de la mañana de este sábado y luego de que el presidente, Michel Temer, decretara el uso de las Fuerzas Armadas para liberar las carreteras del país, cientos de camiones se encuentran todavía en las autopistas y, según datos oficiales, faltaban por lo menos 387 puntos por desbloquear.
El decreto firmado este viernes por Temer, autoriza al ejército y a la policía de carreteras a usar la fuerza, en caso de ser necesario, para liberar las vías y reabastecer al país con los productos retenidos por los camioneros.
Desde las 09:30 horas el presidente Temer y varios de sus ministros del gabinete, se reunieron para evaluar la efectividad de las acciones tomadas por las autoridades y monitorear el paro camionero.
La grave situación
La situación del país se ha agravado ya que a pesar de que los camioneros firmaron un acuerdo con el gobierno este jueves para levantar el paro, cerca de un 40 por ciento del gremio se negó a aceptar las propuestas del ejecutivo y continúan en paro en todo Brasil.
En el acuerdo al que llegaron en la noche del jueves el gobierno y los representantes de los camioneros, Petrobras aseguró que iba a ampliar la reducción del 10 por ciento en el valor del diésel, en tanto, el gobierno se comprometió a eliminar por lo que resta de 2018 los impuestos a ese combustible, que suponen casi un 50 por ciento de lo que pagan los consumidores.
Las consecuencias de la huelga
La huelga de los camioneros, que ya cumple seis días consecutivos, ha desencadenado una serie de efectos, que comienzan con la falta de combustible lo que provocó la paralización del transporte público, particular y, con ello, al desabastecimiento de alimentos e insumos para hospitales, y al freno de actividades de producción industrial.
Además, debido a la propia huelga, los precios en los combustibles y alimentos se dispararon, por lo que en ciudades como Sao Paulo y Río de Janeiro ya declararon el "estado de emergencia".
