Con gritos de "Fuera Temer", miles de brasileños tomaron este jueves las calles de una decena de ciudades del país para pedir elecciones y exigir la renuncia de su presidente, en el ojo de huracán por un gigantesco escándalo de corrupción que ha provocado la enésima crisis política e institucional.
Las movilizaciones fueron convocadas en redes sociales por organizaciones de la sociedad civil y en ellas también se cargó contra los recortes y las reformas económicas de calado que ha emprendido el Gobierno de Temer.
Sin embargo, la grabación en la que el jefe de Estado avala comprar el silencio de un ex diputado preso por corrupción fue la gota que ha colmado el vaso para la sociedad brasileña, que asiste día tras día nuevos capítulos relacionados con el pago de millonarios sobornos.
Por todo ello, miles de personas se manifestaron en al menos diez ciudades, siendo las principales protestas en Río de Janeiro, Sao Paulo y en la capital, Brasilia, en medio de fuertes operativos de seguridad.
En la capital fluminense, se juntaron unas 2.000 personas en una de las principales arterias de la ciudad, para pedir, además del fin del Gobierno, elecciones directas.
"Fuera Temer", "Ningún derecho menos", "Elecciones directas ya", fueron algunos de los carteles que portaron en Río de Janeiro.
Un grupo llevó además un ataúd con un retrato de Temer, rodeado de velas y frases contra su gestión, mientras que otros optaron por llevar camisetas que hacían referencia al ex presidente Luiz Inácio Lula da Silva (2003-2010) y pedían su candidatura para las elecciones previstas para 2018.
Posteriormente, la Policía reprimió con gases lacrimógenos y balas de goma incidentes causados por varios manifestantes al finalizar esa marcha del centro de Río de Janeiro.
El nuevo escándalo que sacude Brasil estalló en la noche del miércoles, cuando el diario O'Globo reveló la existencia de una grabación que apunta a que Temer avaló comprar el silencio del ex presidente de la Cámara de Diputados Eduardo Cunha, preso por corrupción.
Cunha fue el principal artífice del proceso destituyente contra Dilma Rousseff (2010-2016), a quien Michel Temer sucedió en la Presidencia en mayo del año pasado.
En Sao Paulo, como ya ocurrió en la víspera, centenas de personas volvieron a ocupar la Avenida Paulista, en pleno corazón financiero, y se pararon frente a la sede que tiene la Presidencia en esa céntrica calle.
La capital paulista fue más allá en sus reclamos y desplegó una gran pancarta en la que se podía leer: "Fuera todos", además de otras misivas que pedían prisión para el mandatario o la convocatoria de una nueva huelga general.
Pese a la presión, Temer remarcó que no renunciará a la presidencia de Brasil. (Foto: EFE)
En Brasilia, miles de manifestantes intentaron rodear el Palacio de Planalto, pero los gritos contra Temer apenas llegaron a los despachos de la sede del Gobierno brasileño debido al perímetro de seguridad que implantó la Policía.
Todas las manifestaciones estuvieron arropadas por una fuerte presencia policial con objeto de evitar los incidentes con los que terminó la huelga general del pasado 28 de abril, la primera en los últimos 20 días.
De hecho, algunos comercios cercanos a las protestas reforzaron sus fachadas con tablas y otros objetos.
Remezón político
A raíz del escándalo, la Corte Suprema de Brasil abrió una investigación contra Temer, quien ya estuvo salpicado por las delaciones del grupo Odebrecht, implicado también en la trama corrupta.
En medio de rumores sobre su renuncia, Temer se aferró este jueves al cargo y negó en un mensaje a la nación que vaya a dejar la presidencia.
Según la Constitución, si Temer renuncia o es destituido, el Congreso deberá realizar una elección indirecta para escoger a la persona que completará el período iniciado por Rousseff en 2015, el cual concluye el 1 de enero de 2019.
Sin embargo, el propio Congreso podría aprobar una enmienda para convocar una elección directa este mismo año y para la que existen propuestas que ya tramitan en las cámaras.
La nueva crisis institucional ha provocado una caída de cerca del 9 por ciento de la bolsa de Sao Paulo y un desplome del real frente a la divisa estadounidense.