La ex presidenta brasileña Dilma Rousseff denunció este martes en Berlín una especie de "golpe político y judicial", como fórmula impuesta por el neoliberalismo latinoamericano para destituir a cargos legítimamente electos, como fue su caso, o para tratar de frenar el regreso al poder de Luiz Inácio Lula da Silva.
"He conocido dos formas de golpe. Primero, el que impuso la dictadura militar, donde no había libertad de expresión ni de prensa, sino detenciones, torturas, asesinatos y exilio", apuntó Rousseff, en un acto celebrado en la Universidad Libre de Berlín.
También entonces, recordó, las muertes, la represión y la privación de libertad se sustentaban en supuestas "leyes" dictadas por la propia dictadura.
Cuando se creía superado el golpismo militar surgió en América Latina "otra forma de golpe que no precisa ya del ejército para destituir a políticos legítimamente elegidos", apuntó.
Son golpes "calificables como político, parlamentario-judiciales" dijo, para afirmar que el sufrido por ella "no iba dirigido -puntualizó- contra mí persona", sino contra "la nación y el pueblo brasileño, contra los pobres más pobres".
Su objetivo, sostuvo, era terminar con la lucha contra la exclusión social practicada por su Partido de los Trabajadores (PT), en sus 13 años al frente de la presidencia brasileña.
Rousseff sostuvo esta tesis en un acto moderado por la ex ministra alemana de Justicia Herta Däubler-Gmelin -en el cargo entre 1998 y 2002, durante el gobierno del socialdemócrata Gerhard Schröder- y donde denunció el acoso judicial que, aseguró, sufre Lula, a quien se pretende impedir que reconquiste la presidencia.
"Pase lo que pase, lucharemos para que Lula regrese al poder. Y lo conseguiremos, somos más fuertes que quienes pretenden impedirlo", proclamó, entre vítores entusiastas del auditorio.
Rousseff se comprometió a luchar por el regreso de su antecesor y mentor, el más carismático presidente de la historia de Brasil, quien aspira a ser de nuevo el candidato del PT en 2018, siempre que la Justicia no se lo impida.
Lula lidera los sondeos, pero podría ser inhabilitado, en caso de que en segunda instancia se le ratifique la condena a nueve años de cárcel que le fue impuesta este año, en medio del escándalo de corrupción de la petrolera Petrobras.
Para Rousseff, en la presidencia entre 2011 y 2016 y destituida el año pasado por supuestas irregularidades fiscales, la lucha del PT se dirige ahora contra esa forma de "golpe", practicado por élites políticas, medios de comunicación monopolizados y sectores del sistema jurídico, además de parlamentarios corruptos.