La presidenta brasileña continúa suspendida a la espera de que el Senado defina su futuro político.
Planteó la posibilidad de un plebiscito para salir de la crisis,
Rousseff aseguró que "no renunciará" a un cargo por el que fue electa con más de 52 millones de votos.
El juicio político en contra de la presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, que generó su suspensión por 180 días del cargo, mantiene un complejo escenario político dividido entre quienes apoyan el "impeachment" y quienes no.
A días de que comience la inauguración de los Juegos Olímpicos en Río de Janeiro, al que la mandataria brasileña no asistirá, miles de ciudadanos han salido a las calles a protestar en contra y a favor del gobierno de Rousseff, mientras la ceremonia deportiva estará encabeza por el presidente interino, Michel Temer.
En la otra vereda política, desde el Parlamento, el próximo 29 de agosto el Senado decidirá el futuro de la mandataria, quien entonces, aguarda en la residencia presidencial del Palacio de Alvorada.
En una entrevista con BBC Mundo, Rousseff adelantó que no pierde la esperanza de regresar a gobernar tras ser electa "de manera popular" con más 52 millones de votantes que la eligieron para el cargo.
"El principal cambio es que en el gobierno tengo, tenía, el peso de la responsabilidad de decidir en todo momento y a toda hora. (Sin embargo) No puedo estar sintiéndome más leve con la pérdida que tuve. Necesariamente es un fardo muy grande de cargar el haber sido apartada de la presidencia sin cumplir mi mandato entero", dijo al medio.
La mandataria brasileña reconoce que el escenario es complejo en el Senado, mientras que la prensa local estipula que son mínimas las posibilidades de detener su destitución definitiva por dos tercios.
Rousseff reiteró a la BBC que todas las acusaciones en su contra por presunto conocimiento en el financiamiento estatal irregular, principalmente en el escándalo de la petrolera estatal Petrobras, "son falsas" y responden a un intento de "golpe de Estado" impulsado por la oposición.
Sin embargo, Dilma es crítica y sostiene que el Partido de los Trabajadores (PT), en donde también hay militantes cuestionados por la Justicia, debe hacer una autocrítica, "porque de cierta forma fue contaminado con la política tradicional", explica al medio.
Propone nuevas elecciones
La mandataria anunció que enviará una "carta abierta al Senado y al pueblo brasileño" en donde compromete apoyar un plebiscito de carácter popular para "salir de la crisis política".
Con la medida, Rousseff espera volver al poder a través de nuevos comicios, argumentando que "sólo puede haber una recomposición de la democracia en Brasil a través de la consulta popular", detalló a la BBC.
En esa línea, reconoce que "puede ser difícil" que el Congreso apruebe la propuesta, pese a una última encuesta desarrollada por Darafolha que arrojó que un 62 por ciento de los ciudadanos respaldaría una convocatoria a nuevas elecciones.
