La reelección de Dilma Rousseff para un segundo mandato, lejos de serenar los ánimos, generó una intranquilidad que podría ahondar aún más la crisis de la economía que atraviesa por una preocupante recesión técnica.
El país no creció en lo últimos meses y la inflación dio muestras de estar fuera de control. La peor reacción se registró este lunes en el mercado financiero, en el que la bolsa operó con una fuerte baja. Se produjo una pronunciada desvalorización del real, lo que obligó a varias intervenciones por parte del Banco Central.
De acuerdo al panorama que se presenta en estos días, los principales analistas indicaron que el Gobierno no podrá cumplir su compromiso fiscal, lo que motivo a que el ministro de Hacienda, Guido Mantega, realizó una declaración para intentar calmar los mercados y a los brasileños en general.
"En este periodo post electoral queremos confirmar los compromisos del gobierno brasileño. Tenemos un compromiso con los fundamentos de la economía, mantener un buen resultado fiscal para que la deuda pública se mantenga bajo control. Esta es una prioridad para los próximos cuatro años y la otra prioridad es la de mantener la inflación bajo control", indicó.
A juicio de los analistas, lo que el país necesita es un choque urgente de credibilidad para que se pueda recuperar la inversión, principalmente la extranjera.
El economista Álvaro Bandera manifestó que "la candidatura de Dilma no era la preferencia de los mercados y a partir de este momento se va a observar con lupa todos los detalles de sus declaraciones".
"Creo que no podemos huir mucho de un choque de credibilidad. Es algo absolutamente fundamental para atraer inversiones, para atraer a los consumidores de vuelta, para intentar mejorar la expectativa de mejorar el PIB", añadió.
Bandera aseveró que la mandataria electa debe anunciar pronto un nombre fuerte para comandar la economía.
