El candidato presidencial del Partido Social Liberal, el ultraderechista Jair Bolsonaro, salió hoy, en la víspera de la elección de este domingo, a desmarcarse de uno de los tantos "rótulos" con los que han criticado sus polémicas frases: la de homofóbico.
"Lo que más nos afecta es que dicen que soy homofóbico", reconoció, ante lo cual fustigó: "¿Cuándo inventaron eso? Cuando el Gobierno, al combatir la homofobia en las escuelas de enseñanza fundamental (básica), obligó a niños y niñas de seis años a ver videos (de dos personas del mismo sexo) besándose y acariciándose".
"¿Cuál es el padre que, aún siendo gay, quiere eso para sus hijos en las salas de clase? Jamás agredí a un homosexual, no soy homofóbico, esos rótulos me fueron impuestos porque no pueden decirme corrupto, y el gran problema de Brasil es la corrupción, y no tiene cómo atacarme", se defendió.
El historial homofóbico
No obstante, Bolsonaro ha acumulado en los últimos años un historial de frases homofóbicas.
En 2011, en una entrevista con la revista Playboy, aseguró que sería "incapaz de amar a un hijo homosexual" y que preferiría que éste "muriera en un accidente a que aparezca con un hombre con bigote por ahí".
Dos años más tarde, en una conversación para la BBC con el presentado Stephen Fry, dijo que "ningún padre está orgulloso de tener un hijo gay".
En tanto, hace cuatro años "aconsejó" en el Parlamento brasileño que la mejor manera de "evitar" tener un hijo homosexual es "golpearlo".
Además de homofóbico, Bolsonaro se ha ganado críticas por sus comentarios tildados de racistas, machistas y a favor de la dictadura brasileña, entre otros temas.
Pese a su polémica figura, lidera los sondeos de cara a las elecciones de este domingo, con entre un 32 por ciento y un 35 por ciento de las simpatías, seguido por el progresista Fernando Haddad (PT), sucesor del encarcelado ex presidente Luiz Inácio Lula da Silva en la disputa y a quien le atribuyen un 22-23 por ciento de los apoyos, contra el que iría en una eventual segunda vuelta.