El candidato ultraderechista Jair Bolsonaro reafirmó durante estas elecciones el favoritismo que existe por el llamado "Donald Trump de Brasil", quien resultó el más votado con un 46 por ciento.
Amado por unos y odiado por otros, el polémico candidato no logró llegar a la presidencia en primera vuelta, para lo que necesitaba más del 50 por ciento, por lo que tendrá que enfrentarse el próximo 28 de octubre en una segunda vuelta con Fernando Haddad.
Impedido de hacer campaña y obligado a permanecer hospitalizado durante tres semanas por una puñalada que recibió durante un mitin en Juiz de Fora, el ultraderechista consiguió el triunfo a través de las redes sociales y sin enfrentar a sus contrincantes en los debates.
El capitán del Ejército, autoproclamado como "soldado de Brasil", se mueve entre el odio y amor por su actitud guerrerista para enfrentar la violencia, su lucha contra la corrupción y sus manifestaciones machistas, homofóbicas y racistas.
Los seguidores del candidato ultraderechista lo siguen con la esperanza que logre enfrentar la inseguridad y la violencia que azota el país, mientras que otros lo ven como un camino único para acabar con la corrupción que dejó Lula da Silva y Dilma Rousseff.
Sin embargo, Bolsonaro admite no tener conocimientos económicos y se limita a nombrar a militares como posibles ministros, también buscará liberar el porte de armas e implementar las escuelas militarizadas.
Además, son conocidas sus agresiones verbales contra mujeres, su plan de acabar con las cuotas raciales en universidad o su rechazo contra la homosexualidad, lo que ha llevado a tener muchos detractores por no respetar los derechos fundamentales.
Bolsonaro, de 63 años, desde niño tuvo estudios en escuelas de cadetes del Ejército brasileño, continuando con su carrera militar durante toda su vida, siendo calificado por sus superiores como agresivo y ambicioso.
Se inició en la política a finales de los años 80, luego de protestar públicamente por los bajos salarios de los militares, lo que le ocasionó una sanción, aunque le ayudó a conseguir su primer escaño público.
Luego de esto tuvo variados puestos políticos, como miembro del Concejo Municipal de Río de Janeiro, en 1988, y luego como diputado federal del mismo distrito durante siete períodos.