El expresidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva se comprometió este domingo a "restablecer la paz" y gobernar para "todos" en un Brasil dividido, en su primer pronunciamiento tras ganar las elecciones ante el actual gobernante, Jair Bolsonaro.
"Estoy aquí para gobernar este país en una situación muy difícil, pero con la ayuda del pueblo vamos a encontrar una salida para que el país vuelva a vivir democráticamente", afirmó el líder del Partido de los Trabajadores (PT) desde un hotel de la ciudad de Sao Paulo.
"A partir de enero de 2023, voy a gobernar" para 213 millones de brasileños; "no existen dos Brasiles, somos un único país, un único pueblo, una gran nación", señaló el dirigente progresista, quien además manifestó que "es la hora de reunir las familias y rehacer los lazos de amistad rotos por la propagación criminal del odio".
"A nadie le interesa vivir en un estado permanente de guerra. Este pueblo está cansado de ver al otro como enemigo. Es hora de bajar a las armas. Armas matan y nosotros escogemos la vida", recalcó.
En sus primeras palabras, también prometió "fortalecer" la lucha contra la violencia machista y "enfrentar sin tregua el racismo y la discriminación" para que "blancos, negros e indígenas tengan los mismos derechos".
"El desafío es inmenso, es necesario reconstruir este país en todas sus dimensiones. Necesitamos reconstruir el alma de este país, el respeto a las diferencias y el amor al prójimo", afirmó en un pronunciamiento que buscó tender la mano a todos en un país extremadamente polarizado.
LA PRIORIDAD SERÁ ACABAR CON EL HAMBRE, DICE LULA
"Nuestro compromiso más urgente es acabar con el hambre otra vez", afirmó el nuevo mandatario, y señaló que "no podemos aceptar como normal que millones de personas no tengan que comer o que consuman menos de las calorías que necesitan".
El líder progresista fustigó que es inconcebible que un país como Brasil, que es una de las mayores potencias agropecuarias del mundo, el tercer mayor productor de alimentos y el primero de proteínas animales, no "pueda garantizar que todos los brasileños tengan diariamente un desayuno, un almuerzo y una cena".
"Este será nuevamente el compromiso número uno de mi Gobierno", reafirmó el presidente electo en un discurso de cerca de veinte minutos que concluyó afirmando que "combatir la miseria es la razón por la que viviré hasta el fin de mi vida".
El dirigente del PT también manifestó como prioridad el combate a la pobreza y las desigualdades. "No podemos aceptar como normal que familias enteras vivan en la calle, expuestas al frío, el hambre y la violencia", aseguró al anunciar que reciclará algunos de los programas de su primer Gobierno, como el destinado a facilitarle a los pobres el acceso a vivienda propia.
"Brasil no puede más convivir con ese muro de concreto y desigualdad que separa al país en partes que no se reconocen. El país necesita reconocerse y reencontrarse consigo mismo", dijo.
Lula agregó que la victoria en las elecciones fue de un movimiento que surgió para defender la democracia y afirmó que los electores dejaron claro que desean más inclusión social y más respeto. "En suma, el pueblo brasileño desea más y no menos libertad, igualdad y fraternidad", expresó.
"El pueblo brasileño desea participar en la toma de decisiones, desea más que protestar porque está con hambre, porque no tiene empleo, porque no tiene acceso a salud y educación. Quiere comer bien, vivir bien, quiere empleo bien remunerado, quiere políticas públicas de calidad, quiere libertad religiosa y libros en lugar de armas", afirmó.