El ex presidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva aseguró que quiere volver a ser candidato a presidir su país, pero agregó que lo va a decidir entre febrero y marzo "porque hay mucho que decidir".
Lula, de 76 años, ha recuperado este año sus derechos políticos después de que la Corte Suprema de Brasil anulara las dos condenas que pesaban en su contra por corrupción y por las que pasó 580 días en prisión. Actualmente, el ex mandatario se encuentra en una gira por Europa y en España anunció su intención: "Si me transformaran en oro, no tendría cómo pagar la gratitud que tengo por ustedes, me hizo volver a querer ser candidato a la presidencia otra vez", dijo en un acto del Partido Podemos.
Hasta ahora, el ex presidente brasileño se había limitado a señalar que su partido tendría candidato y que él lo decidiría en febrero o marzo, pero este sábado ha ido más allá al expresar su deseo de serlo, aunque no haya dado la decisión por tomada.
"Tengo 76 años, estoy enamorado, me voy a casar y debiera decir lo siguiente: ya luché mucho, debiera cuidar de mi vida, pero el que nace para la lucha ya no es dueño de sí", añadió el ex mandatario, que en los últimos días se ha reunido con el presidente español, Pedro Sánchez; el francés, Emmanuel Macron, o el ex presidente español José Luis Rodríguez Zapatero.
Además, enmarcó su viaje en un intento de "probar al pueblo brasileño que Brasil es querido, que la gente quiere a Brasil", además de mostrarse "convencido" de que pueden hacer Brasil. "Yo no puedo hacer menos de lo que ya he hecho, si tengo que volver y hacer menos, es mejor no volver", sostuvo.
Sobre el proceso que le llevó a estar encarcelado indicó que como no tenían "nada" para atacarlo construyeron a través de los medios la idea de una "pandilla de corrupción" para después condenarlo sin "pruebas" y señaló que si se entregó fue para que no hubiese una foto suya como un "corrupto fugitivo". "Y un día me soltaron, me fui a mi casa sin tobillera, con la cabeza erguida", dijo.
Además, ha llamado a que la izquierda haga de la lucha contra la desigualdad en el mundo su bandera, ha enarbolado un discurso en contra del hambre y ante el rechazo de la derecha a la inmigración ha señalado que "la pobreza incomoda", abogando -además- por la lucha ambiental como un tema que no es ya ni de partidos verdes "ni de capas medias sofisticadas", sino del planeta tierra.