El presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, destituyó este sábado al comandante del Ejército, el general Júlio César de Arruda, por una "fractura en el nivel de confianza", dos semanas después del asalto golpista perpetrada por bolsonaristas radicales el 8 de enero pasado en Brasilia.
"Las relaciones, principalmente con el Ejército, sufrieron una fractura en el nivel de confianza. Por eso, pensamos que era necesario estancar eso pronto para poder superar este episodio", declaró el ministro de Defensa, José Múcio.
El cambio en el mando del Ejército se produce en medio del clima de desconfianza entre el mandatario y sectores de las FF.AA. desde el asalto, y llega un día después de la reunión que mantuvo Lula con Arruda y los comandantes de la Marina y la Aeronáutica para discutir inversiones y planes para modernizar las tres fuerzas.
Según señaló Múcio, la decisión fue comunicada este mismo sábado a Arruda, que deja el cargo antes de completar su primer mes en el mismo.
Según el diario Folha de Sao Paulo, Lula tomó esa determinación porque Arruda "no demostró disposición" en tomar medidas "inmediatas" para aplacar sus dudas sobre la actuación de algunos militares, entre ellos, al antiguo ayudante de órdenes del entonces gobernante Jair Bolsonaro, el teniente-coronel Mauro Cid, que acaba de asumir como jefe de un estratégico batallón de la ciudad de Goiânia.
Cid era hombre de la máxima confianza de Bolsonaro y está siendo investigado por producir desinformación y por su presunta relación con grupos golpistas, de acuerdo con la prensa brasileña.
La semana pasada, en un desayuno con periodistas, aseguró que hubo "muchos militares y policías" que fueron "conniventes" con el intento de golpe y que está "convencido" de que alguien de dentro del palacio presidencial de Planalto "facilitó" la entrada de los radicales. Mientras que en una entrevista a GloboNews, dejó entrever nuevamente esa desconfianza al criticar las agencias de inteligencia "del Ejército, de la Policía y de la Marina".
Arruda asumió interinamente como comandante del Ejército el pasado 30 de diciembre, cuando aún estaba en el poder el ahora expresidente Jair Bolsonaro, y será sustituido por el general Tomás Paiva, militar de largo recorrido, con experiencia en misiones internacionales de paz, y quien esta semana realizó una fuerte defensa del orden democrático en una ceremonia oficial.