El juicio para ratificar o suspender la condena a 9 años y medio de cárcel por corrupción impuesta al ex mandatario brasileño Luiz Inácio Lula da Silva, quien podría quedar inhabilitado para las presidenciales de octubre, comenzó hoy, sin la presencia del inculpado.
Los tres magistrados que integran la octava sala del Tribunal Regional Federal de la 4ª Región (TRF4), con sede en Porto Alegre, deben decidir si mantienen, modifican o anulan la sentencia que recibió el ex mandatario en un caso relacionado con la trama corrupta destapada en la estatal Petrobras.
En esta causa judicial, una de las siete abiertas a Lula, la mayoría por supuesta corrupción, el antiguo jefe de Estado responde por presuntos sobornos recibidos de la constructora OAS, como un triplex en el balneario Guarujá, a cambio de favorecer a la compañía en contratos con la petrolera.
Cientos de manifestantes, tanto partidarios como opositores de Lula, se concentraron en las inmediaciones del tribunal en el que se desarrolla una audiencia que se prevé larga.
Lula seguirá el juicio desde la sede del sindicato de los metalúrgicos de Sao Bernardo do Campo, en el cinturón industrial de Sao Paulo, donde inició su carrera política y participó en la fundación del Partido de los Trabajadores (PT) en 1980.
El juicio definirá el futuro personal de Lula y puede influir en el desarrollo del proceso político ante a las elecciones de octubre próximo, a las que el expresidente pretende presentarse como candidato del PT.
Lula lidera hasta ahora los sondeos de opinión, pero una eventual ratificación de la condena hoy puede impedirle ser candidato, lo cual debe ser confirmado posteriormente por la justicia electoral.
"Tranquilo, sea cual sea el resultado"
En la previa al juicio, anoche el ex presidente brasileño se dio este martes "un baño de masas" en Porto Alegre ante una marea roja entregada.
Allí, Lula dijo estar "tranquilo" y prometió que "sea cuál sea el resultado" continuará su lucha en las calles para que los brasileños tengan "respeto y dignidad en este país".
"Dudo que en este país haya un magistrado más honesto que yo", expresó Lula, quien aparece como líder en todos los sondeos electorales para las presidenciales de octubre próximo, entre los gritos de una militancia enfervorecida.
La concentración, a la que acudieron más de 70.000 personas, según los organizadores, comenzó en una céntrica calle de la capital del sureño estado de Río Grande do Sul y recorrió después cerca de dos kilómetros hasta el Anfiteatro Por-do-Sol, un espacio donde la militancia realizará una vigilia para apoyar a su líder.
Lula evitó hablar directamente de ese proceso y, en un tono electoral, rescató los "sueños" que construyó durante sus dos mandatos y que permitieron crear un "Brasil grande".
"Solo una cosa me hará parar en lo que estoy haciendo: es el día en que yo no esté más aquí. El día en que muera", remarcó, al tiempo que volvió a arremeter contra la prensa y las elites que "desmontan" el país.
Posibles escenarios
Lula se convirtió el pasado 12 de julio en el primer ex presidente del país condenado penalmente desde el restablecimiento de la democracia (1985).
El juicio se presenta como decisivo para el proyecto de Lula, que ha manifestado su deseo de presentarse a los comicios presidenciales del próximo octubre, pues de mantenerse la pena, su candidatura podría ser inhabilitada, aunque la última palabra la tendría la Justicia electoral.
Ese escenario no está previsto ni por su partido ni por su militancia que ayer llevaba con orgullo la cara estampada de su líder en camisetas, pegatinas y chapas mezclado con otros símbolos de izquierda como la imagen de Ernesto "Che" Guevara.
Los carteles de "Viva Lula" se cruzaban con los de "Fora Temer", pero entre todos ellos reinó uno: "Elecciones sin Lula es fraude".