Las lluvias han durado más de 17 horas y se pidió a la gente no salir de sus casas.
Se buscan al menos otros cuatro cuerpos arrastrados por el agua.
Un histórico aguacero que comenzó la tarde del lunes ha dejado hasta ahora unos 50 muertos en el estado brasileño de Río de Janeiro y ha obligado al gobernador de esa región del sudeste del país, Sergio Cabral, a anunciar que declarará el estado de emergencia para enfrentar la contingencia.
Cabral informó de que, además de las 50 muertes por deslizamientos de tierras ya confirmadas por la Defensa Civil, al menos otros cuatro cuerpos están siendo buscados por los equipos de socorro.
"El estado de emergencia se hace necesario por la cantidad de ciudades afectadas", aseguró el gobernador al aclarar que, además de la capital regional, en donde la situación es caótica desde anoche, varias otras ciudades del estado fueron afectadas por el aguacero.
Según el funcionario, las lluvias también han provocado numerosos aludes de tierra e inundaciones en ciudades como Sao Gonçalo, Niteroi o Itaboraí y en los municipios de la llamada Baixada Fluminense, todos en el área metropolitana de Río de Janeiro.
En Niterói, 13 personas murieron entre ellas una mujer cuyo auto fue arrastrado por una avalancha, cuyo cuerpo fue encontrado por un campeón olímpico brasileño.
Sin salir de las casasPero los temporales también afectaron a ciudades de la Región de los Lagos, en el litoral norte de Río de Janeiro, entre ellas Cabo Frio y Arraial do Cabo.
La lluvia durante más 17 horas en Río de Janeiro, la segunda mayor ciudad brasileña, obligó a la propia Alcaldía a solicitar a la población que no salga de sus casas este martes.
Eduardo Paes, alcalde de Río, dijo que "la situación es muy crítica, aún hay sectores inundados, la marea continúa alta y hay previsión de más lluvias durante el día. Nuestra solicitud es que las personas se queden en casa. La situación es muy crítica y la gente corre serio riesgo al salir de sus casas"
El regidor también recomendó a las personas que viven en algunas áreas montañosas consideradas de riesgo que abandonen sus viviendas y busquen locales más seguros ante la posibilidad de que nuevos deslizamientos provoquen más tragedias.
Sólo en la ciudad de Río de Janeiro, los deslizamientos sepultaron viviendas en las favelas de Borel, Turano y Macacos, barriadas pobres en la zona norte, así como en Recreio dos Bandeirantes, en la parte oeste de la ciudad.
