Hace 25 años Zhou Fengsuo era el quinto de la lista de los "más buscados" por la policía china. Su lucha como líder estudiantil en las revueltas de 1989 le costó un año de cárcel y, posteriormente, el exilio.
Ahora consiguió ingresar en Beijing por unas horas: el nuevo visado de 72 horas le abrió la puerta.
"Para mí, era una obligación volver a Tiananmen", afirma desde su casa en California, a la vuelta de su viaje secreto para conmemorar el 25° aniversario de las revueltas que él encabezó.
Zhou logró entrar en Beijing con su nacionalidad estadounidense y pudo moverse "libremente" durante 30 horas gracias al nuevo permiso aprobado por el gobierno chino en varias ciudades del país, que permite visitas de un máximo de 72 horas sin visado previo.
"Nunca pedí un visado. Sabiendo que está la oportunidad de la escala de 72 horas no quería jugármela a solicitarlo. Después de que en 2010 dejara claro que si volvía a China hablaría de la masacre en público, no me lo hubieran concedido", explicó.
El nuevo servicio, concebido para incrementar el turismo, le brindó la oportunidad de conmemorar las protestas que él lideró y honrar a los cientos de ciudadanos víctimas de la masacre que puso fin a las manifestaciones en el punto de partida, Tiananmen.
A pesar del férreo control que rodeó este año a la importante fecha, Zhou consiguió visitar lugares clave para el movimiento democrático de 1989, e incluso un centro de detención de la capital donde encerraron a multitud de disidentes de forma previa al aniversario.
"Quería mostrarles mi solidaridad", manifiestó Zhou, en referencia a personalidades como el abogado Pu Zhiqiang o la periodista Gao Yu, a quienes intentó dejar dinero en la particular prisión, pero sin éxito.
A Zhou no le tembló el pulso cuando tuvo que enseñar su pasaporte para entrar en el centro de detención. Tampoco a su llegada al hotel, cuando tuvo que registrarse. En ningún momento se escondió de las autoridades, aunque éstas tardaron en apresarle.