La Secretaría General de la Organización de Estados Americanos (OEA) consideró este martes "ilegítimo" el referendo sobre la nueva Constitución que se celebrará en Cuba el 24 de febrero y aseguró que esa medida solo sirve para "enmascarar" la "dictadura" ante la comunidad internacional.
El secretario general de la OEA, Luis Almagro, tenía previsto intervenir ayer en una conferencia titulada "La nueva Constitución Cubana y la Carta Democrática Interamericana"; pero debido a un imprevisto su asesor, Christopher Hernández, pronunció su discurso ante el medio centenar de asistentes.
"La reforma constitucional que será votada en plebiscito el próximo 24 de febrero nace lisiada de origen porque no nace del pueblo, nace del Partido Comunista. La iniciativa no es una decisión soberana de la ciudadanía y no está escrita ni acordada por representantes del pueblo libremente elegido", afirmó.
En nombre de la Secretaría General de la OEA, Hernández acusó al Ejecutivo cubano de usar el "lenguaje de las democracias" con términos como "asambleas, elecciones y referendos" para "ayudar a la imagen falsa" que mantiene en la comunidad internacional y para "enmascarar a la dictadura".
"Hasta hoy -dijo Hernández- la comunidad internacional en general ha internalizado y normalizado la dictadura cubana y su sistema represivo".
"La única forma de quebrar sus mentiras y la fachada que tratan de preservar al mundo, como la farsa de las elecciones o como la nueva Constitución política y el ilegítimo referendo constitucional sin garantías de derechos políticos y civiles, es visibilizando y generando conciencia de la realidad de la dictadura más antigua del hemisferio", sostuvo.
La Secretaría General considera que tiene competencias para convocar una conferencia para examinar la nueva Constitución cubana y lo justifica invocando la Carta Democrática Interamericana del organismo, instrumento jurídico aprobado en 2001 y que busca fortalecer la democracia.
El primer artículo de la Carta, recordó Hernández, recoge que "los pueblos de América tienen derecho a la democracia y sus Gobiernos la obligación de promoverla y defenderla". Como el documento dice "los pueblos", la Secretaría General argumenta que la Carta afecta a "todos los pueblos de las Américas".
"El pueblo cubano no debe ni puede ser la excepción a la regla, la excepción a la normativa interamericana (...) Los cubanos tienen derecho a vivir bajo un sistema que cumpla con todos los elementos esenciales de la democracia contemplados en la carta democrática interamericana", defendió Hernández.
Frente a ello, el Ejecutivo cubano cree que la OEA es un instrumento al servicio del "imperialismo" de EE.UU. en Latinoamérica y considera que ni el organismo ni Almagro tienen competencias para juzgar lo que ocurre dentro del país, incluido el referéndum sobre la nueva Constitución.
El Parlamento cubano aprobó por unanimidad el pasado 22 de diciembre el texto final de la nueva Carta Magna, que sustituirá a la vigente desde 1976, y que ratifica la aspiración al comunismo aunque reconoce la propiedad privada y la necesidad de la inversión extranjera para el desarrollo económico del país.
En esencia, la nueva Constitución no modifica el sistema político de la isla pero sí busca plasmar la controlada apertura económica y las reformas impulsadas durante los dos mandatos del expresidente Raúl Castro (2008-2018) en un intento por fortalecer la economía de la nación.
Cuba, miembro de la OEA desde su creación en 1948, fue suspendida en 1962 tras el triunfo de la revolución liderada por Fidel Castro debido a su adhesión al marxismo-leninismo en el marco de la Guerra Fría entre el bloque capitalista encabezado por EE.UU. y el comunista dirigido por la Unión Soviética.
Después de décadas de confrontación, en 2009, la OEA levantó la suspensión a Cuba, pero la isla se negó a volver al organismo.