La primera dama eligió un acto escolar para hacer su última intervención pública.
Celebró la "gloriosa diversidad de creencias, colores y credos" y llamó a los jóvenes a no tener miedo y sí esperanza.
"Quiero que todos nuestros jóvenes sepan que este país les pertenece a ustedes, a todos ustedes, de todos los orígenes y formas de vida", dijo la primera dama.
Michelle Obama, la primera dama de Estados Unidos, se despidió el viernes, entre lágrimas, con un último discurso oficial dirigido a los jóvenes, pidiéndoles que abracen la esperanza frente al miedo, así como la "gloriosa diversidad", declarando emocionada que ejercer como primera dama ha sido "el mayor honor" de su vida.
Aunque todavía le quedan dos semanas en la Casa Blanca, hasta el 20 de enero, esta fue su última intervención pública y eligió llevarla a cabo durante un acto escolar, simbolizando que la educación fue una de sus prioridades como primera dama.
El discurso destacó por su emotividad. Michelle lo pronunció con la voz entrecortada por momentos y con un objetivo claro: "Quiero que todos nuestros jóvenes sepan que este país les pertenece a ustedes, a todos ustedes, de todos los orígenes y formas de vida", dijo.
"Quiero que nuestros jóvenes sepan que importan, que pertenecen (al país). Así que no tengan miedo. ¿Me escuchan, jóvenes? No tengan miedo. Estén centrados. Sean decididos. Tengan esperanza", enfatizó Michelle Obama
"La gloriosa diversidad"
Michelle Obama no mencionó en ningún momento al presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, pero su discurso pareció un llamado de atención en favor de ese "poder de la esperanza" y contrario a la retórica divisiva y agresiva usada por el magnate durante la campaña.
Así, tuvo palabras para los inmigrantes, de quienes dijo: "Son parte de una orgullosa tradición estadounidense, la incorporación de nuevas culturas, talentos e ideas, generación tras generación, que nos ha convertido en el mejor país de la Tierra".
"Nuestra gloriosa diversidad, de creencias, colores y credos, no es una amenaza a quiénes somos, nos hace lo que somos", añadió Obama.
La primera dama fue una de las voces más críticas hacia Trump durante la campaña electoral pero, tras la victoria del republicano en los comicios de noviembre, se ha dedicado junto al presidente Barack Obama a trabajar para que la transición de poder en la Casa Blanca se realice sin complicaciones.
Educación como prioridad
El acto en el que dio su último discurso oficial como primera dama fue para homenajear al consejero escolar del año, destacando que la educación ha sido una de sus prioridades, al igual que promover la alimentación sana, el ejercicio, y trabajar para mejorar las vidas de los veteranos de guerra y sus familias.
A comienzos de 2015, la primera dama lanzó una iniciativa para romper barreras que impiden acceder a la educación a millones de niñas y adolescentes en todo el mundo, y que van desde el coste de los estudios al miedo a ser secuestradas o abusadas en la escuela.
Esa campaña, bautizada "Let Girls Learn" ("Dejen que las niñas aprendan"), la llevó de gira por varios países, entre ellos España, donde estuvo a mediados del año pasado.
Por otro lado, al poco de llegar a la Casa Blanca en 2009, la primera dama montó un huerto en los jardines de la residencia presidencial y desde 2010 ha sido la cabeza visible del programa "Let's Move!" ("Movámonos"), orientado a animar a los niños a seguir una dieta saludable y hacer ejercicio.
No obstante, como ella misma ha señalado, su labor más importante en la Casa Blanca ha sido la de "mamá en jefe" de sus dos hijas, Malia y Sasha, para procurar que llevaran una vida lo más normal posible y alejada (salvo en ocasiones puntuales) de la atención mediática.
