Entre el mal recuerdo y la esperanza de una nueva era

Los 300 millones de estadounidenses son los primeros testigos de la ceremonia de asunción de Barack Obama. Un país asolado por una profunda crisis económica y comprometido con una guerra que por parte baja le ha costado unos 500 mil millones de dólares y decenas de muertos. Es la herencia que le deja Bush.

Sin duda, el nuevo gobernante necesitará más de cien días de gracia para concretar sus medidas más urgentes de gobierno. Las 14 metas que se propuso en la entrevista de comienzos de año con la revista Time: "recuperación de la economía, reglas estrictas para impedir la repetición de la crisis. Creación de empleos y reducción de los costos de salud. Cambios en la política energética. Revitalización de la educación pública. El cierre de Guantánamo, el fin de la tortura y equilibro entre la seguridad y la ley. Fortalecimiento de la política de alianzas (hay que tener más amigos y menos enemigos, ha dicho Hillary Clinton). Retirar la fuerza armada de Irak, fortalecer la política de cooperación con Afganistán. Poner atención al cambio climático y vigorizar las instituciones internacionales".

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