Desde que cruzó el umbral de la Casa Blanca, el 20 de enero de 2017, el presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, no ha dejado de estar en el ojo del debate político norteamericano y global por sus decisiones y, sobre todo, su comportamiento controversial.
A seis días de que se cumpla el primer aniversario del magnate como jefe de Estado, el diario español El País, con base en relatos de cercanos y de la prensa estadounidense, y análisis de expertos, reconstruyó la rutina diaria del líder de la nación más poderosa del mundo, que incluye madrugadores tuits, Big Mac's y gritos en reuniones.
06:00 am: Acostado, Bic Mac y Twitter en mano
Una típica jornada en Washington D.C. inicia con lo que "es ya una liturgia": "De lunes a viernes, a eso de las seis de la mañana, a veces con un Big Mac en la mano y una coca-cola light esperando, Donald Trump lanza su metralla en Twitter", señala El Pais.
La tradicional serie de mensajes tuiteros "la hace, según los medios estadounidenses, desde la cama, en pijama y casi siempre solo", refiere el medio.
"El presidente dispara tuits como si estuviera en una caseta de feria. Incansable, en un año ha apretado el gatillo más de 2.300 veces. Los fake news, Corea del Norte, Rusia, Hillary Clinton y México ocupan los primeros lugares. Son sus obsesiones y también un fresco que le retrata con nitidez", analiza el periódico.
¿Rasgos de paranoia? Trump teme ser envenenado y duerme con cerradura en su puerta, contra la opinión de su servicio de seguridad. (Foto: EFE)
La intimidad para el hombre de 71 años, precisa el relato, "es algo sagrado": "No comparte habitación con su esposa Melania y, desde que llegó al 1600 de Pennsylvania Avenue, exigió, en contra del servicio de seguridad, colocar una cerradura en su puerta".
Sin embargo, se hace acompañar por su teléfono celular y una televisión siempre encendida, y que puede ver por al menos cuatro horas. ¿Lo primero que mira por las mañanas? El conservador programa diario de noticias Fox and Friends, puntual a las 06:00 horas.
11:00 am: Inicio de jornada laboral y un menú "rápido"
En la Casa Blanca, "su menú predilecto oscila entre un buen filete con patatas o un Big Mac y batido de chocolate. Algo rápido y sin demasiadas complicaciones. En general, le molestan las comidas largas; odia perder tiempo en ellas".
"El tiempo es oro y él es su orfebre. Quizá por eso ha reducido su horario de trabajo en la Casa Blanca", cuenta el tabloide español.
Mientras George Bush hijo entraba al amanecer y Obama después de las 09:00, él decidió llegar a las 11:00 horas.
El líder estadounidense no tiene paciencia para las reuniones ni los informes largos. (Foto: EFE)
"A veces parece que sigue actuando como si no gobernase y estuviera en un escenario de televisión", apunta el comentarista Walter Shapiro, indica El País.
"Su jornada se la organiza su jefe de gabinete, el general John Kelly. Un marine reconocido por su patriotismo, que ha logrado ordenar su caótico entorno. En continuo contacto con Kelly y sin dejar de beber Coca-Cola light (12 al día), el presidente lidia con informes, reuniones y declaraciones", afirma.
Nada de informes largos, nada de críticas
"Donald Trump es directo. Entra en cualquier discusión sin preámbulos. Corto y duro", introduce el perfil de El País: "Las presentaciones le aburren. Odia los informes largos. Nada de circunloquios. Todo tiene que ser rápidamente metabolizado. Una estrategia política cabe en un tuit, un acuerdo en una conversación. No hay nada que no pueda ser reducido, compactado, exhibido", recapitula.
Donald Trump "devora a sus colaboradores", afirman quienes han trabajado con él. (Foto: EFE)
"Es peligrosamente inestable para alguien que tiene la responsabilidad nuclear. No soporta la crítica ordinaria y muchas de sus respuestas tienden a mostrar un comportamiento violento", explicó Bandy X. Lee, profesora de la Escuela de Medicina de Yale que, junto a otros 27 psiquiatras, pide que se le practique de forma urgente un examen mental a Trump.
Ronda de mimos y desprecios
"Educado por un padre implacable, Trump vive en continua tensión: Está en guerra con el mundo y únicamente ve un camino: dominar. Trump se dota de sentido en la conquista", sostiene Tony Schwartz, quien coescribió "The art of the deal" ("El arte del trato"), el best seller autobiográfico de Trump.
"No hay día en que no mime a los suyos y desprecie a los contrarios. ¿El efecto en los pasillos? Según las reconstrucciones periodísticas, la Casa Blanca se ha vuelto una olla a presión: 'Devora a sus colaboradores. Les grita en las reuniones y aquellos que presentan tara, los elimina' y otros, 'tan poderosos como el fiscal general, Jeff Sessions, y el secretario de Estado, Rex Tillerson, bailan en la cuerda floja y han sido despreciados públicamente por el presidente".
¿Las razones? Un bigote, la ropa, los lloriqueos y la adulación
Por ejemplo, de acuerdo "al diplomático John Bolton, según el polémico libro Fuego y Furia del periodista Michael Wolff, lo rechazó para el puesto de consejero de Seguridad porque le desagradaba su bigote".
El libro "Fire and Fury", de reciente publicación, indignó a Trump y multiplicó las dudas sobre su estabilidad mental. (Foto: EFE)
Además, de (el ex jefe de gabinete, Reince) Priebus odiaba que fuera tan bajo, de (el ex portavoz, Sean) Spicer y (el ex estratega jefe, Steve) Bannon su forma de vestir, de la consejera Kellyanne Conway sus 'constantes lloriqueos' y del propio (Jared Kushner, su cuñado) su empalagosa adulación".
"Más tarde o más temprano, todo el que está con Trump acabará viendo un lado suyo que le hará preguntarse por qué escogió trabajar con él", cita el diario a los autores de Deja a Trump ser Trump, dos antiguos (y despedidos) asesores de campaña, Corey Lewandowski y David Bossie.
De las 19:00 horas a la medianoche: Cena y soledad
"Terminada la jornada oficial, la cena suele celebrarse a las siete de la tarde con invitados escrutados por Kelly. Aunque el menú puede ser amplio, el filete con patatas siempre está a disposición. Después, llegan las horas más inciertas", detalla el perfil.
"Hasta la medianoche se mantiene activo. Siempre quedan llamadas, reuniones, conversaciones, pero poco a poco los altos funcionarios imperiales se van retirando y el mandatario se queda solo", concluye la extensa nota de El País.