La escritora E. Jean Carroll, que denunció al expresidente Donald Trump por violación en el probador de unos grandes almacenes y por difamación, no busca dinero en el juicio contra él, sino "restaurar su buen nombre", según dijo este lunes su abogada ante el tribunal de Manhattan que ve el caso por la vía civil.
En la última sesión destinada a escuchar los alegatos de defensa y acusación, la abogada Roberta Kaplan, del equipo acusador, trató de desmontar los argumentos de la defensa de Trump, pero insistió en las motivaciones de su clienta, según los medios presentes en la sala.
"Para Jean Carroll, esta denuncia no tiene que ver con el dinero", insistió, sino que se trata de "recuperar su buen nombre", dijo, en referencia a los distintos calificativos que Carroll ha recibido de parte de Trump -como mentirosa o enferma mental, entre otros- desde que él conoció la denuncia.
Kaplan se refirió de nuevo a la comentada frase de Trump de que Carroll "no era (su) tipo", y recordó al jurado la reacción de Trump al ver una antigua foto en la que confundió a Carroll con su propia exesposa Marla Trump.
"Señoras y señores -dijo la letrada en tono solemne-, esta es la foto. Lo cierto es que E. Jean Carroll, antigua animadora y miss Indiana (de la universidad), era exactamente el tipo de Donald Trump".
Además, Kaplan llamó la atención sobre el hecho de que el equipo legal de Trump no haya traído ningún testigo y tampoco él haya querido comparecer sino dejar grabada una declaración por video.
"En sentido estricto -apuntó la abogada- Donald Trump aquí es un testigo contra sí mismo", dijo, haciendo alusión a las supuestas incoherencias, inexactitudes o falsedades en que ha incurrido.
También rebatió algunos argumentos de la defensa de Trump, como el hecho de que Carroll confesara no haber gritado durante la presunta violación, afirmando que esa es la actitud más común en un suceso traumático como es una agresión sexual.
O al hecho de que una planta de los almacenes Bergdorf -donde se produjo la presunta violación- estuviera vacía en el momento de los hechos, recordando que al tratarse de un establecimiento de alta gama no era extraño el escaso movimiento de clientes.