Cincuenta cubanos varados en la zona de Nuevo Laredo, en la frontera de México con EE.UU., esperan que Donald Trump, que asumirá la Presidencia estadounidense la próxima semana, solucione el conflicto generado por la supresión de la política "pies secos/pies mojados", que permitía quedarse en EE.UU. a los cubanos indocumentados que lograran pisar ese territorio.
"Estamos esperando a ver qué decide Trump hacer con nosotros, lo único que queremos es que nos deje entrar y construir una nueva vida, a base de esfuerzo y trabajo, lejos del régimen castrista", relata uno de lo afectados a escasos metros de suelo estadounidense, en el puente que conecta Nuevo Laredo (México) y Laredo (Texas, EE.UU).
Cerca de treinta de los cubanos bloqueados en la frontera, entre ellos varias madres con niños pequeños, decidieron protestar de manera pacífica en el puente número uno de Nuevo Laredo formando una fila en silencio a las puertas de Estados Unidos.
Los isleños tienen las esperanzas puestas en el magnate neoyorquino, quien el día del fallecimiento de Fidel Castro prometió que su Gobierno haría "todo lo posible para asegurar que el pueblo cubano pueda iniciar finalmente su camino hacia la prosperidad y libertad".
Asimismo, durante la campaña electoral, Trump se comprometió a aplicar mano dura al régimen castrista, un anuncio que le dio el voto de los exiliados cubanos en el estado de Florida, crucial para obtener la victoria en las elecciones presidenciales del pasado 8 de noviembre.
