Instituciones y centros de estudio alertaron del peligro que supone la deuda en créditos estudiantiles acumulada en Estados Unidos que, combinada con la situación económica y el elevado coste de la educación universitaria, amenaza con un nuevo estallido financiero.
Un reciente informe de la asociación estadounidense de abogados de gestión de bancarrotas (Nacba) alertó de la "bomba deudora" que suponen los créditos de los estudiantes universitarios de EE.UU., que en su gran mayoría debe costearse su educación con escasa ayuda del Estado.
El informe subraya un dato que la Reserva Federal de Nueva York confirmó la semana pasada, que por primera vez en la historia de la primera economía mundial el volumen de los préstamos estudiantiles supera a la deuda en tarjetas de crédito y para la compra de automóviles.
Los abogados indican que cada vez tienen más clientes jóvenes con problemas para devolver los préstamos con los que se costearon la universidad, que pese a tener tipo de interés más beneficiosos alcanzan ya niveles insostenibles para un gran número de estudiantes.
Según el estudio de Nacba, los estudiantes y sus familias han tenido que complementar sus préstamos gubernamentales, con créditos privados, con condiciones menos favorables, y que han pasado a representan una porción importante de la deuda estudiantil.
Un estudiante estadounidense tiene que hacer frente a una deuda media que ronda los 20.000 dólares (9.714.000 pesos) en el caso de una universidad pública, mientras que en el caso de los centros privados los créditos van desde los 27.650 hasta los 33.000 dólares (16 millones de pesos).
"Los ingresos de las familias, las ayudas y becas, así como la inversión del Estado en educación superior ya no son suficientes para hacer frente al ritmo de aumento del coste de la educación universitaria", indica el informe de Nacba.
Estudios y desempleoEl porcentaje de estadounidenses entre los 18 y 34 años que inician sus estudios superiores aumentó durante la recesión de 2008 y 2009 a uno de los ritmos más rápidos de las últimas décadas de EE.UU., un incremento que se mantuvo en 2011 hasta superar el 45 por ciento en esta franja demográfica, según datos del Centro de Investigación Pew.
La crisis económica y los altos índices de desempleo llevaron a los jóvenes a endeudarse y reducir su participación en el mercado laboral para cursar sus estudios universitarios con la esperanza de encontrar trabajos mejor remunerados en el futuro.
Según el Centro Pew, el índice de empleo de los jóvenes entre 18 y 34 años en Estados Unidos es el más bajo de los últimos 60 años, lo que unido a las deudas contraídas ha cambiado sus expectativas de emancipación del hogar paterno.
Los últimos datos de desempleo del Departamento de Trabajo señalan que aquellos con un título universitario superior han tenido índices de paro en los últimos meses que rondan el 4 por ciento, bastante por debajo del 8 por ciento de la media nacional.
Esos índices suponen un imán para la juventud estadounidense que se embarca en proyectos universitarios pese a que los precios de la educación llevan desde 1988 escalando muy por encima del ingreso medio familiar (un incremento del 130 por ciento en los últimos 20 años), mientras que las ayuda públicas no son suficientes para gran parte de la clase media.
Pese a que un estallido de la burbuja estudiantil no tendría repercusiones tan negativas como el crack inmobiliario de 2008, como señala el informe de la Nacba, "hasta en épocas de bonanza económica cuando hay jóvenes con una deuda considerable, se retrasa el ciclo vital de comprar un automóvil, una casa o formar una familia".